Vuelvo tras tener el chiringuito cerrado un tiempecillo por diversos motivos. Con esas vivencias telahínco o antenahez tendrían material de sobra para una miniserie de dos capítulos de esas que tanto les gustan. Me callo y no digo más, que aquí se viene a hablar de fútbol... Pero no sin antes felicitar a la Selección Española de Balonmano, que con un par de cojones reventó a la potente selección danesa para proclamarse bicampeona del mundo. Sigo mucho este deporte, sobre todo a nivel de naciones (JJOO, europeos y mundiales) y también veo cuando puedo al equipo de mi pueblo. El balonmano tiene un no sé qué que se yo que me atrae bastante, lástima que sea semidesconocido mediáticamente. Ojalá triunfos como este sirvan para promoverlo más, pero me temo que no...
Tras este inciso polideportivo, ¿qué decir del partido de este domingo? En mi opinión era, al igual que en Valencia, un escenario en el que se daban todos y cada uno de los ingredientes para perder: semis de copa a la vuelta de la esquina, rival en mejoría y necesitado, últimos resultados favorables ante ellos, posición acomodada en la tabla, falcaodependencia que no es tal pero que suena muy bien para rellenar crónicas... En resumen: uno de esos días en los que sabes que no deberías levantarte de la cama. Quizá por eso no me afectó mucho esta derrota ante el equipo que nos fundó. Justa, aunque probablemente excesiva. No vi los primeros treinta minutos, pero el Athletic demostraba ir a por el partido y sabía cómo crear peligro con el balón. Aún así Gorka Iraizoz hizo una parada de escándalo ante Raúl García tras dejada de DC (hecho que volvió a repetir en la segunda parte, la parada digo). Por cierto, Diego Costa, que hoy era necesario más que nunca, estuvo missing. Quizá tuvo algo que ver que el guiri de rojadirecta me lo llamara Diego Castro impunenmente durante todo el partido.