lunes, 27 de febrero de 2017

La historia interminable

Comenzaba el día muy futbolero, acomodando a mi cuñado en las afueras del Vivar Téllez para ver de gratis el Vélez-Antequera del grupo IX de Tercera. Tras saludar a Calatayud, volvía a casa y me cruzo con un desgarbado chaval con pinta de pajillero y una camiseta del Atleti. Le dije algo que ni me acuerdo para motivarle, pero no las tenía todas conmigo, de hecho no quería ni pensar en el partido. Maricona de mí, tenía ganas de que mis padres alargaran la visita a la Axarquía para tener una excusa para no verlo. Fue así solo en parte, y tras cagarme en hebreo por la mala conexión que había ayer en casa, recordé que mi vecino me había ofrecido ir a verlo. Aunque había rechazado cortésmente la propuesta (la otra vez me llevé un 0-3 del Madrid de propina), mi puta ADSL me hizo cambiar de opinión. 


Como habrán podido inferir, no vi la primera parte. Me han hablado maravillas de ella y, aunque seguramente no sea para tanto, me hubiera gustado verla. Qué tiempos, en los albores del blog, en los que me descargaba partidos si me los perdía para verlos a doble velocidad y saber de qué hablaba. Como si eso importase... En esas me encontré en casa del vecino, supermajo el hombre, edulcorando la tensión del partido hablando de lo inevitable: bebés. "Mi niña come esto", "Pues mi niño zampa lo otro"; "Mi niña dice esto", "Pues mi niño balbucea lo otro"... Y llegaron los goles (celebrados con silenciador por ambas partes) de una película que hemos visto ya taaantas veces... Pero no por ello jode menos. Somos incapaces de ganarle en liga a estos cabrones. Da igual que estén decadentes y bajo mínimos y que nosotros vengamos entonados de Champions como ayer. Siguen sucediéndose los 1-2 con fútbol rácano. Ni rastro de aquellos impredecibles Atleti-Barsa de frenesí goleador. Ni de coña cambiaría esas montañas rusas pre-cholo a los actuales: me basta con quedarme con los de la copa de Europa. Pero los de liga han desencadenado una pusilanimidad sin precedentes en mí. Cuando empató Godín con esa jugada que tanto añorábamos, sabía lo que venía luego, lo sabía hasta mi sobrino del Madrid: 





...Y así fue. Aunque había sido un día de cosas extraordinarias, como que el Antequera gane 0-5 al Vélez y mi cuñado vea todos los goles en el fondo que le había recomendado, hay cosas que nunca cambian. Que Ibrahimovic no pare de marcar esté donde esté, que los entrenadores sean despedidos como punto de inflexión aunque te hayan hecho campeón, o que Messi... Así llegamos al minuto ochentipico, y mi vecino dijo: "Es raro que Messi no haya aparecido". En un alarde de lumbrerismo, como si Rajoy me poseyera, le contesté: "No ha aparecido porque todavía no ha aparecido." Porque el argentino, cuando está en Mongolia es aún más peligroso, y con un gol de navajero nos quitó un empate que no hubiera estado nada mal a esas alturas. Vaya goles por cierto, de los que te provocan un esguince de maxilar y sobrecarga de ceja antes de entrar con tanta puta carambola. Por si acaso, la próxima solo aceptaré la invitación si es un Madrid-Barsa.


Esta vez no hubo que terrenizarlos, porque este Barca no está fino; les jugamos de tú a tú y ni por esas. Por eso jode más no haberles eyaculado la senyera. Al final el único premio que saqué del partido fueron unas natillas Pedialac que no le gustan a su hija y al mío le pirran. Aún queda mili, pero ahora sí que sí hay que soslayar más a Donosti que a Nervión (ni de coña tampoco me cambio por su feria y su tamborrada). Al menos si logramos ser cuartos, el mono-loguista con FP en jardinería que tienen por entrenador no sería el último en celebrar algo en nuestro estadio. Entre ese tío, el resultado, y que me dio por meterme en los comentarios del Marca, la mala hostia alcanzó la máxima del mes. Hablando de máximas, ahora que sale Trainspotting 2, como yo no soy Mark Renton, digo lo siguiente antes de irme a seguir programando:


Elige no ponerte una camiseta del Antequera para evitar líos, elige comprarte un traje de boda  en una amplia gama de bajos putos precios, elige ir a Samsung a que te arreglen la tablet en vez de rootearla tú, elige comer en el Vips en vez de en casa, elige recoger la ropa tendida los domingos por la mañana, elige escribir en tu blog en vez del de la empresa, elige estar agachado y ver dibujitos con el niño en la alfombra, mientras llenas tu boca de patatas del Metadona, elige disfrazarte de padrazo, limpiando meados y cacas de un pequeñajo, siendo un modelo aceptable para el proyecto de persona que tienes delante, acomoda su futuro, divide tu vida. 
Pero ¿por qué quiero yo hacer algo así? Yo sí elegí esas cosas, y otra me eligió a mí. ¿Y las razones? No hay razones. 
¿Quién necesita razones cuando tienes al Atleti?


miércoles, 22 de febrero de 2017

Ida y Vuelta

Qué decir ya de la impaciencia previa a estas noches europeas... Al salir del trabajo me cruzo con un gato tan negro como vestía el Bayer anoche. O bien porque acto seguido se cruzó en sentido contrario o porque el gato era del Atleti, este anecdótico "mal augurio" no fue tal. La impaciencia se mitigó con la natación del crío, pero tras llevar yendo allí meses, va el monitor ese mismo día y me dice: "Hoy vamos a ganar, soy del mismo equipo que tú". Por si acaso se me hubiera olvidado que faltaba menos de una hora para el partido.


Volvíamos a acudir, como hace dos años, a orillas del Rin. La memoria también juega, y en este caso a los nuestros se les veía concienciados de eliminar cualquier parecido con ese nebuloso partido de ida. Todos mostrando un nivel de enchufismo notable. Sobre todo Saúl y los laterales, dos espolones. Entre otros síntomas me puso contento ver alguna subida coast-to-coast de Sime. Gran partido del croata, que sigue aclimatándose al puesto (pero no te olvidamos Juanfran). Y fue precisamente el mencionado Saúl el que metió un golazo que valía un riñón de la eliminatoria. Muy parecido al de Falcao en la final de la Europa League y al de él mismo ante el Bayern el año pasado. Se ve que al Torocampista de Elche le molan las alemanas. Seguro que veranea en Mallorca. Definitivamente esta vez estábamos haciéndole daño al Leverkusen. Tanto fue así que Gameiro encara desde medio campo... Me dio el pálpito de que lo metía el solo, con lo que corre... Pero no: tras el festín de Gijón decidió sabiamente no descuidar su rol de actor de reparto, así que imantó a Toprak y al desbordado Dragovic para ceder a Antoine el 0-2. Me encanta la contundencia de los trallazos que pegan en el larguero antes de entrar. El Bayer puso a prueba a Moyá (paradón) y la zaga en general, llegando con peligro porque son un gran equipo de cintura para arriba. Eso no resta un ápice al despliegue de los nuestros, que con los goles hicieron que los 700 se apoderaran de la genial acústica del Bayarena. No sé qué tienen las retransmisiones de Champions o los campos del extranjero que se oye todo tan cojonudamente.


Se sucedían mensajes de gente no atlética sorprendida con el resultado, y yo venga a decirles que quedaba partido y eliminatoria. Así que gol nada más volver de los vestuarios, como contra el Sporting. Los renanos, a pesar de la absurda sanción a su pelotero Çalanhoglu, demostraban que como buenos germanos no se iban a rendir con el gol de Bellarabi. Pero el Atleti no se descompuso, y continuó como todo el partido haciendo más daño con menos y más afilados pases. Así pasó algo inusitado para los tiempos que corren. Penalty que era fuera y que se metió dentro, cuando últimamente era más bien lo contrario. Aún así, uno no puede confiarse nunca y poco después, en otro coletazo acortaban de nuevo los locales. Me jode por el bueno de Moyá, que en esta casa siempre será tratado exquisitamente. El balón rebotó en Rambo Savic y sembraba ciertas dudas en un partido que estaba siendo de claro dominio colchonero. Al menos no marcó el entrañable a la vez que odioso Chicharito. Ni en esa ni en la que Filipe le sacó bajo palos el empate. Carrusel de cambios, y esta vez con Thomas no se acabó la partey del Leverkusen, sino con un cabezazo donde duele de Torres, para acabar con esa fase de blitzkrieg que tuvieron los de Roger Schmidt: ese entrenador con pinta de millonario malvado de peli de acción mezclado con miembro de Spandau Ballet.


En resumen, gratificante intercambio de golpes bastante inusual para este Atleti y del que se fue con un resultado orgásmico. Esto demuestra que afortunadamente también hay mimbres para ganar partidos de esta guisa, o bien por iniciativa propia o porque a veces el rival te arrastra a ello. Está por ver si seguiremos manteniendo además ese perfil sólido y rocoso cuando haga falta, que no duden necesitaremos. De momento este fue un partido único, pero de ida y vuelta.

domingo, 19 de febrero de 2017

Conocimiento del medio

No estaba allí, pero no hacía falta para percibir un aroma a football  irresistible. Por algo estábamos en un puerto del norte. Hasta el tiempo y el horario acompañaban para esa atmósfera en el centenario feudo sportinguista, absolutamente rojiblanco, cómo no. Por cierto, cultura general: el nombre de Molinón viene de un viejo y gran molino hidráulico que acogía una fábrica de harina y que al parecer poseía un señor inglés. Si es que más industrial y balompédico no se puede ser... Pero este Southampton vs Liverpool, con la trayectoria que traían los asturianos y la ruleta rusa del Atleti, prometía dificultad máxima.



Aunque los nuestros con poco hicieron daño, a mitad del primer tiempo el Sporting ya embotellaba con presión alta a un atolondrado equipo colchonero. Resaltaban sobre todo el extremeño Burgui, que ya se la lió al Leganés una jornada antes, y un Manute Bol marfileño llamado Lacina Traore. Pero amigos, con Lucas da igual estar fuera o en casa, llueva o truene, que con él no hay truco ni trato. Precisamente el coleguita de Traore en el Mónaco, nuestro bachiller Carrasco, fue el que se siguió reencontrando tras el descanso con un gol fugaz. Griezmann no participa pero dio el porculo suficiente para que el belga rematara cómodo. Menos mal que al trencilla no le dio por anularlo, aunque no hubiera importado mucho... ¿Que todo estaba controlado? Este Atleti parece haber invertido sus cualidades: le cuesta estar repantigado atrás defendiendo la ventaja y es más hábil remando en contra. Así el Sporting agarró la jarra de agua fría que le iba a caer y la derramó por el cogote de los nuestros acto seguido. Y entonces vuelta al empuje local y a la infinidad de córners y llegadas abortadas a última hora. 



El buen entrenador de los locales, con nombre de interventor judicial de infausto recuerdo, le volvía a ganar la partida a Simeone como ya lo hiciera para jodernos la liga pasada en el Ciutat de València. Pero al Cholo no le tembló el pulso para hacer que el equipo diera un paso atrás para contener y a partir de ahí se apagó el revuelo local. Cada vez se notaba más que unos se conformaban ya con el empate y otros merodeaban más a Cuéllar. Así llegó el golazo de Gameiro, que por suerte o por desgracia guardó la pólvora toda todita para hoy. Por un día no tuvo más remedio que obviar al prójimo y partir en tres la portería norte. Este vez, otra de tantas, el pase superlativo fue el de Griezmann para el primer gol del ex-sevillista. El hombre del traje gris una vez más, que lo mismo te corta un ataque gijonés que te deja solo en el área chica. El chorreo de goles de Gameiro dejó dos cosas claras, la primera la lamentable defensa del Sporting, que estuvo salvaguardada porque los de arriba sujetaron al Atleti muchos minutos. La segunda, mucho más importante, los celebérrimos cholocambios, que como casi siempre dieron en la diana. Por algo Simeone comenzó la liga metiendo cuatro centrocampistas, como en los primeros años vaya... Pero claro, los perfiles son otros y ese industrioso 4-4-2 no es tan aplicable con gente tan suelta como Correa o Yannick. Este vez fue Thomas, que se fue a la Copa de África en el mes que más lo necesitábamos el que dio ese plus de pausa y contención. Un puto crack que ojalá cumpla todos los años de su nuevo contrato. Además de él, vuelve Tiago, y en breve tendremos al inesperadamente añorado Augusto.


Una vez un nota que me apalizó al 'pro' me dijo que la clave del fútbol estaba en el centro del campo. Esto no era un videojuego, pero por una vez se cumplió y de qué manera. Luego si tienes un Gameiro 'en feu' como ayer para que te descorche la sidra pues el cachopo en forma de tres puntos está asegurado. Nadie dijo que fuera a ser fácil... Primera victoria en el Molinón desde la época de Aguirre y para Leverkusen zumbando.

lunes, 13 de febrero de 2017

Pa habernos matao

Ávido de ver fútbol como hacía tiempo, engullí fragmentos de partidos incluso de Segunda y la Ligue 1. Pero lo cierto es que poco vi del que de verdad importaba. A esa mierda de hora difícilmente... Ni me quiero imaginar para asistir al estadio. Si a eso le sumamos el mal tiempo, pues el Calderón presentaba una imagen, que no sonido, un tanto desangelada para lo que estamos acostumbrados. ¿Sería esto el tercer tiempo del último partido del Nou Camp? Peor no pudo comenzar: Moyá remata en propia portería apoyándose en la cabeza de Cabral. Ni hecho aposta. Más madera por si no bastara con la que Sevilla y Real Sociedad habían echado ganando sus partidos fuera. Afortunadamente, como tantas veces, el infante Don Fernando acudió. Esta vez no fue un remate al primer toque, ni una definición picándola, ni un inapelable remate de cabeza. Fue una premeditada chilena parabólica que encorvó la nuca de propios y extraños. Comparaciones con su golazo al Betis en el Villamarín son inevitables y agradables. Quizá porque vi el partido a rachas, e incluso tuve que tirar de radio al ir a por la cena, y eso me trasladó a una época no tan lejana donde pelear por la previa de la UEFA (la Europa League aún ni existía) era la gesta de la década. 

El toma y daca seguía con fuerzas equilibradas y un penalty podía ponernos arriba. Un respiro por fin... Pero amigos, llámenme cenizo, que lo soy, en cuanto oí que lo tiraba Torres pensé que lo fallaba: con el golazo antológico de antes no iba ahora a meter lo fácil... Por desgracia así fue. El Atlético no le perdía la cara al partido, pero el Celta tampoco. Un rival incómodo como mear empalmado. Lo mismo te sacan la pelota limpia desde atrás que te arman una contra en tres toques. Probablemente les esté lastrando el estar en tantas competiciones porque de otra forma no se entiende su baja posición en liga. En una de éstas, aunque el Atleti inclinaba la balanza para su lado, Guidetti se encargó de recordarnos que con o sin pelo rubio nos tiene cogida la medida. 1-2. Quinta plaza... En ese instante el Atleti de Simeone no tocaba fondo, sino que horadaba el que hubiera. 


Este año en ocasiones el equipo adolece de falta de contundencia defensiva (las más) y de carácter (las menos). Ayer, independientemente de lo que hubiera pasado, lo bueno fue que no se le perdió la cara al encuentro jamás. El Celta se confió con el gol y los nuestros siguieron martilleando. Y así fue como el bachiller Carrasco, que cuanto más murmullo se cernía sobre él, más la pedía, enganchó una volea si me apuran más difícil que el gol de Torres. Mal menor el empate, pero casi se firmaba. En esas mi hijo se choca con el cabecero de la cama, quito el móvil porque ahora las prioridades son otras, y al volverlo a poner veo una celebración ralentizada. Algo no encaja... porque el Cholo no va a ir al córner por ese empate... Resultó que Griezmann, por un momento se quitó el disfraz de hombre gris y servido por Gameiro, el de las mejores asistencias de la liga, desató la catarsis colchonera. Ese gol logró lo que no consiguió la lluvia: cerrar el infierno que se había entreabierto en el centro del Calderón. ¿Quién mejor que Antoine? Con los pelos esos de serafín que me lleva. ¿Quién sabe la importancia de este desenlace? Puede que sea una mera victoria que prorrogue la 'deriva' de este año, pero no seré yo el que deje de creer en este equipo. 

miércoles, 8 de febrero de 2017

La copa medio llena


Tras la ida veía imposible el pase, fue pasando la semana y el lunes ya no paraba de cruzar mensajes con Bati (mi sobrino del Atleti) sobre las opciones en la vuelta. Este Atleti del Cholo nos ha convertido en yonkis de las grandes citas (si esto es ser sufridor, que no acabe nunca por favor)... Así estuve pensando en el partido toda la mañana del martes, pero surge la mala noticia: el duelo, nunca mejor dicho, iba a tener una mística especial (seguí parte del mismo en un velatorio). ¿Acaso no es en momentos como éste dónde mejor encajan las gestas? Tenía aroma a otra semifinal difícil como la del Bayern y en un entorno de circunstancias para mí (ese día fue el hospital) ¿Por qué el resultado de ésta última no iba a ser como la de Munich? NO. Solo pude ver la última media hora, pero lo cierto es que durante muchísimos minutos y bajo distintos escenarios el glorioso dominó y creó peligro a todo un Barca en su campo, y eso me la pone dura. Para que luego digan que este equipo es monoregistro... Tuvo cogida del pecho a la lógica y puso los huevos de corbata a los messidependientes. Ver a Piqué jalear a la impávida grada tras la expulsión de Carrasco o a la Busqueta echar balones fuera no tiene precio. Pero la pegada de los nuestros estaba anoche de marcha por el Puerto Olímpico. Nada que objetar al despliegue y las ganas que pusieron hasta el final. No olvidemos además, que anduvimos invertebrados sin Gabi y las posteriores bajas de Godín y el indio Gaitán. Y Gameiro, por dios, con los trallazos que te clavabas en las tandas con el Sevilla, ¿tanto pesa la rojiblanca? Una pena, definitivamente no era la noche... Eso sí, una vez más estos colosales cabrones lograron que, aparte de cogerme un cabreo considerable, supurase orgullo al pitar el árbitro. Tras estar absolutamente noqueados por la mejor delantera de la historia contemporánea, pudimos hasta el último segundo meternos en una final que nos habría sabido a gloria tras las dudas de esta temporada. Quedémonos con que esta visita al Nou Camp nos ha recordado a propios y extraños que aún semos peligrosos, como Makinavaja por el Barrio Chino. Quizá aquí, justo a mitad de temporada, se recupere el rumbo. Veamos la copa medio llena tras este Jagermeister de autoestima y, aunque todos quisiéramos una copa sin líquido, metálica y con peana, este grupo de jugadores nos ha enseñado que siguen con sed y que hay más relaciones públicas sueltas: me han comentado que han vuelto a echarle el ojo a una orejona calientapollas que nos ha roto el corazón más de una vez, pero que está tan buena...

lunes, 6 de febrero de 2017

Tan joven y tan viejo

Nunca me he alegrado de que el Atleti falle un penalty, pero dado el desenlace del primer gol contra el Leganés, así fue. Ver marcar de nuevo a Torres, y celebrar con tanta rabia atlética el gol, me dio gran alegría y trajo varios fotogramas de cuando el Niño era un niño y yo más niño aún. Es uno de esos jugadores que me ha acompañado en gran parte de los años que sigo a este equipo. Uno de los pocos no dudosos. Haciendo memoria visualicé su debut en el Calderón (ante el propio Lega), salpicado con partidos de hace diez, doce años, que viví en el mismo piso vikingo que casualmente vi el del pasado sábado. Frases cliché relativas al tiempo surgen enseguida... junto con nostalgia y orgullo (ajeno y sobre todo propio) de saber que Fernando, como yo y otros muchos, son tíos del Atleti y que el que escribe esto, siempre ha estado con su equipo con la misma pasión y fidelidad (como no podría ser de otra manera en un auténtico atlético que se precie). Lejos quedan tiempos malos, regulares y días de vino y rosas. Es en partidos como este, con efemérides que te asoman a los balcones del tiempo, cuando uno se da cuenta de la cantidad de momentos que ser aficionado a un club como este te da. Fernando Torres, siempre en el punto de mira para bien y para mal. Con un número de detractores llamándole sobrevalorado directamente proporcional a la maraña grouppie que le endiosaba. En cualquier caso, un ejemplo de conducta, sin una voz más alta que otra, sin ostentar, un perfecto capitán desde que aún ni se afeitaba. ¿Cómo cojones no lo vamos a respetar y querer? El fin puede estar cerca, pero mientras tanto cada vez que el 9 marque, yo lo celebraré doblemente...

...Y como hace dos años, he seguido la edición de la Copa de África de naciones celebrada en Gabón. Me flipa este torneo, aparte de porque lo echan en un canal que tengo a mano, por el componente amateur y étnico que aún se respira en él y que tan difícil es de encontrar en Europa. Dramatismo, colorido en la grada, motines por las primas, lucha hasta la extenuación, entrenadores viejales europeos que hacen su carrera allí, equipos con apelativos que infunden respeto, jóvenes talentos que solo brillarán aquí, estrellas de grandes ligas que tiran del carro de compatriotas que les dejan caer todo el peso, sudor de Camacho en el banquillo de Gabón, paradas y goles que mueven el destino anímico de naciones zarandeadas por el colonialismo, y cuya válvula de escape es muchas veces este deporte. En este torneo, más allá del campeón contra todo pronóstico Camerún, mi momento favorito fue la tanda de penaltis de semis entre Burkina Faso y Egipto. En ella, el joven portero burkinés Koffi detiene el primero. Enfrente, el avezado meta egipcio El-Hadary (44 años le contemplan), no pilla ni flores. Continúa la tanda, el bisoño meta de los potros no mira los disparos de sus compañeros y, tócate los cojones, se dispone él mismo a tirar el cuarto penalty. El-Hadary se lo para. Posteriormente, Burkina vuelve a fallar y un mar de lágrimas invade a los subsaharianos, que se quedan sin final (aunque fueron terceros a costa de la Ghana de Thomas y Avram Grant). Juventud y veteranía en la misma estampa, como ver a Torres en el Calderón contra el Lega.