lunes, 10 de abril de 2017

Penitencia a domicilio

No era normal el optimismo que yo desprendía antes del partido. "Hoy no perdemos, y como se pongan tontos ganamos..." decía mi voz interior. Estos excesos por mi parte suelen desembocar en partidos de sufrido desenlace, pero en esta ocasión mi aventura como pitoniso fue fiel a la realidad. Pese a las clarísimas ocasiones marradas por los del huevo frito en el escudo, el Atleti fue capaz de cambiar el panorama del partido cuando peor pintaban las cosas. Simplemente igualó, incluso superó fuerzas, ante un rival que perdió terreno no se sabe si por su entrenador, por el cansancio o porque el Atleti le obligó a ello. Probablemente por las tres cosas, y sea cual sea, algo tuvimos que ver. Lo más interesante de todo esto fue que se produjo sin grandes alardes, ni rastro de heroicidad. Más héroes fuimos mi cuñado Amador y yo al no volvernos estrábicos cuidando a la chiquillería que invadía el piso. 

Pero antes de esa última fase autoritaria, el Atleti llegó a ser empujado, que no zarandeado, por un Madrid al que si le mencionas a Jan Oblak se le nubla la camiseta. Les deja tan bloqueados que ni siquiera se les ha ocurrido ficharle aún. También mención especial al despeje bajo palos 'a lo Juanfran' de Rambo Savic. En general el equipo estuvo bien pero nos llegaron demasiado claramente cuando las tuvieron. Koke el sábado ocupó el medio cuando mejor funcionaba el dueto Gabi-Saúl. Pero la resurrección experimentada tras el gol de Pepa Pigg no fue orquestada solo por la mente del vallekano. Correa supo interpretar su papel como pocas veces, y si bien Torres no pudo empatar en la primera, Antoine el deseado hizo lo contrario en el 85 por el culo se la hinco a Roncerdo. Si llega a ser diestro no la mete. Flemático y prestigioso punto que sabe a gloria y mantiene el tono alto del equipo. Eso sí, no saquemos tanto pecho vaya que nos rompan dos costillas, que ésto pudo haber acabado en tragedia si no hubiera sido por el declive blanco. Fueron de más a menos como el árbitro. El mérito o demérito de unos y otros no es óbice para valorar puntuar en un estadio en el que no perdemos en liga desde 2012. Ahora a por los ingleses, que por fin vieron truncada su racha justo antes del miércoles. He tenido que hacer malabares moviendo compromisos ineludibles para poder verlo. Ya me baila el cuerpo...


Al segundo la tercera:
Tuve la suerte o la desgracia de poder volver a El Maulí cuatro años después para ver el Antequera - Loja (la que no es puta es coja). Pueden estar tranquilos, que no iré más para evitar que queden fuera de los playoffs. Mis disculpas por el gafazo. Me quedo con el sonido de ambulancia del megáfono cuando alguno del otro equipo se hacía el muerto y con la hermandad entre aficionados, aunque nada sería normal sin el chusma de turno.


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