lunes, 24 de abril de 2017

Anatomía

Mi última temporada futbolera viviendo en pecado me tenía guardada una sorpresa muy especial. Un fragmento de despedida de soltero que se sobrepuso a la rutinilla que tenía prevista, en la que por supuesto estaba ver el difícil partido que teníamos ante el Espanyol. No se acaba el mundo, claro que no. Pero si les digo que la banda la compone mi suegro: mera comparsa; mi futuro cuñado: nini misántropo, y que esta inefable cuadrilla la lidera un torrentiano adicto al calor del amor en un bar, la cosa cambia ¿verdad? El tío de mi novia, que casualidades de la vida es del Atleti, nos enganchó a su conveniencia. ¿Dónde se ha visto que en una despedida pague algo el novio? Menos mal que me caso pronto.


Ese lamentable periplo de 17:30 a 23:00 no me privó de fútbol, ya que vi a nuestros próximos rivales agarrarse con la mano al triunfo contra el Lega. Incluso vi el norteño drama de condenados entre Osasuna y Sporting. Al salir del primer antro había que comer algo, yo estaba tan hasta la polla que ya me conformaba con seguir el partido por Fotmob en el móvil. Entre una interminable conversación con un mendigo y su iracundo perro, las tiradas de tejos del cabronazo ese a la camarera gordita en vez de meterle bulla con las putas pizzas, y la puta manía de la gente de sorber al comer, me refugiaba en mi Atleti mientras sacaba lecciones de en lo que no me quiero convertir. Ya quedaba poco para que el paripé terminara, aunque después de todo estaba siendo tal y como suelen ser las despedidas de soltero: hacer sentir una vergüenza inolvidable al novio. "Vamos a una discoteca que me gusta de puretonas", yonkis en el aparcadero y eso que aún no eran ni las diez... Más contacto con el inframundo, ¿cuántas historias habrá detrás de esa gente? Por si fuera poco, último movimiento de la novatada. Resulta que de propina me recuerdan a mis tiempos de niñato: "aquí con zapatillas no se puede entrar". Solo le faltó decirme si tenía un año más de mi edad para rememorar mejor viejos tiempos, aunque que esta vez casi me alegré del veto. Pero a este tío se le había puesto en los cojones llevarnos a un puticlub, y vaya que nos llevó. ¿Con qué mejor compañía que con tu suegro? Gracias a Neptuno aún no me he visto en necesidad de consumir nada ahí dentro, además de por razones obvias de los acompañantes, no quería mirar al ganado, eso significaría conversación forzada y a mí no me gusta hacer el tiempo a la gente. Bastante me lo estaban haciendo perder a mí... Afortunadamente había una tele, y un partido con un bonito marcador. Me bebí la última cerveza de la noche mientras ganábamos en un campo de esos en los que de ganar se cumplen los grandes objetivos. Vuelta a casa, final feliz.


Si uno vivisecciona el gol, puede pulsar parte de lo que son las armas de este Atleti. Saca de banda multiusos Giménez (y yo que creí que Savic iba a ser el lateral), peina el cacique Godín (el balón parado nunca muere), volea de Saúl (su desparpajo hace que huela a gol siempre) y el oportunismo de Antoine (simplemente nuestro jugador franquicia por mucho que este sea el equipo más equipo de todos). Todo ello con nuestra gente celebrando el gol sea el campo que sea. Varias conclusiones se sacan de esto: 
  • Se llega a la recta final en un gran momento, y la ruta amarilla de la semana entrante es clave para seguir amarrando el bronce. Visto de otra forma, estamos jugando dos Champions, la que viene y la de este, pero la eliminatoria que todos vaticinábamos está aún a años luz. 
  • Ninguna persona del Atleti que conozco me deja indiferente. Muchos me parecen antimadridistas disfrazados, otros me parecen perfectos gilipollas sin más,  otros son personajes para escribirles una enciclopedia y con muchos de ellos me tiraría horas hablando aunque fuera en un puticlub. Somos diferentes en definitiva. Por todos ellos va esta entrada.
  • Y a todo esto alguien dirá, ¿por qué cojones no te fuiste si estabas tan mal, capullo? Porque tengo educación, no quería dejar tirado a mi suegro, y si no a ver de qué escribo yo en el blog que no suene siempre a lo mismo. Quería que pasara el tiempo, iba archivando en la pupila escenarios que uno no suele catar, y solo falló el hecho de no estar en mi salsa. Es como si me pones a ver fútbol de otros equipos como el Madrid-Barsa de anoche. Que sí, que está muy bien, pero me falta algo... Ellos son el tío de mi novia, el Atleti mis colegas a kilómetros. 

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