jueves, 28 de septiembre de 2017

Y gracias

Yo no sé si el Atleti jugó mal de por sí o tan solo fue que el Chelsea hizo el partido de su vida. Probablemente la derrota final fuera la mediatriz de ambas cosas. Desde el principio cada jugada guiri rezumaba peligro. Algo chungo se avecinaba pero estábamos a tiempo de remediarlo. Este intercambio de cromos Atleti/Chelsea no estaba siendo favorable a nosotros. Hay que ver cuántos nombres comunes: Courtois, Filipe, Diego Costa, Torres... La mayoría ahora rojiblancos tras haber pasado por el Bridge, y qué decir del caballero Tibu, otro atlético más mientras la prensa lo pone en la pasarela Cibeles cada dos por tres. No carburábamos en absoluto y este problema iba más allá del clásico tirar las primeras partes que nos afecta a veces. En el banquillo, lógicamente se percibía esa mierda, no había más que ver a un zozobrado Cholo hablando con Burgos sin parar.

Nunca hasta ahora fui consciente del peligro que entraña un Hazard entonado. Si hasta lo dice en su propio nombre si lo traducimos al inglés... Si encima anda por ahí un Morata en plena forma y un sistema con tres centrales que nos jode vivos (a ver si damos con la tecla ahí!) pues era un puto milagro el haber llegado al descanso ganando. Me perdí precisamente ese fragmento de partido. David Luiz se disfrazó de actor secundario Bob e hizo un absurdo penalty que Griezmann no falló, poco después Saúl volvió a fallar una clara ocasión como en Roma, mas la segunda parte, contra todo lo que podía suponer, fue un calco de la primera. El empate cayó por su propio peso y luego entró Giménez, el arma que saca Simeone cuando nos están dando pal pelo. Qué orgullo me transmite el charrúa... Nada más salir despejó un balón comprometido de cabeza, y luego sacó un tiro que fue lo más peligroso del Atleti en la segunda parte. Crack total y absoluto que diría Andrés Montes. Pero ayer los pensioners tenían el día, a pesar de haber fallado tantas y tan claras ocasiones. Ya cumplido el minuto Voldemort, y cuando hacía tiempo que ambos aceptaban el empate, los ingleses filtraron un buen balón al costado del área que encontró más tarde al tal Batshuayi, que había sustituido a Morata en lo que parecía un alivio y fíjense la que nos ha liado con ese gol. Fue tan justo que apenas dolió. La expresión de Diego Costa, mitad sonrisa incrédula mitad cara de tonto reflejaba lo que todos probablemente sentimos.

Muy pronto hemos tenido que lamentar el perdonarle la vida a la Roma en el Olímpico. Ahora serán más claves que nunca los goles fuera y el orden de los partidos a disputar. Hoy camino al trabajo sonó un tema llamado Last train to London... Más nos vale llegar allí en la última jornada habiendo ganado los tres juegos siguientes. Han pasado más de veinticuatro horas del partido, pero hoy me apetece escribir, porque en los cinco años que hace poco cumplió el blog, suelo dejar huérfanas las crónicas de derrotas, ya de por sí pocas. Gracias al equipo por tenerme tan bien acostumbrado. Aunque es lógico y casi inevitable que nuestra revista Playboy en algún momento se vea desbordada por el auge de internet, y las cuatro temporadas quedando primeros de grupo consecutivas sean cosa del pasado, aún tenemos Hugh Hefner argentino para rato.

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