lunes, 17 de diciembre de 2018

¿Qué importa?

En toda competición se tiende a ensalzar la participación de los favoritos a ganarla, a ignorar supinamente a los rivales considerados más débiles, bautizados jocosamente como cenicientas o marías. La Champions, a pesar de tener en su haber año tras año a equipos con historia en mayúsculas, no es una excepción en cuanto a este machismo futbolístico. Y no queda ahí, no importa que en su momento hayas triunfado: solo importa el presente. El pasado para la mayoría es, como mucho, volver la vista atrás tres, cuatro, cinco años a lo sumo. Mas afortunadamente no deja de ocurrir, y de hecho va a más, la constatación de que los tiempos cambian, aunque sea ligeramente, y la fisonomía del plano competitivo muta de forma paulatina: la pujanza recurrente del Dortmund, la irrupción del Tottenham, sin olvidar algunos sorpredentes resultados como las victorias del CSKA Moscú ante el Madrid o la propia clasificación sin fisuras del Ajax tras no sé cuántos años. Los dominios de algunos van sucediéndose, incluso multinacionales con solera como el Manchester United o los dos milaneses sufren lo indecible para agarrarse a esta competición, o si quiera con tener opciones de disputarla. Pocos axiomas hay, solo Madrid, Barsa, Bayern y Juventus hacen cola los primeros en cada sorteo de octavos para evitar la hecatombe del planeta. Luego están los nuevos ricos habituales para completar el mainstream: PSG y Manchester City. No digo que no tengan historia, pero a cualquier chaval le preguntas por cuánto palmarés piensan que tienen y quedarían sorprendidos de la realidad... En la otra orilla, pero tratando de llegar al mismo mar, se encuentra el Atleti. Seguramente habrá otros, pero el protagonismo en cuanto a perseguir la gloria en esta competición desde el trabajo más esencial se lo dejo exclusivamente a mi equipo. En otras décadas fueron Valencia, Leeds o Stade de Reims. Y de eso va el tema, Don Luis dijo una vez que "del Subcampeón no se acuerda nadie". No estoy de acuerdo. Los primeros que se acuerdan, y más que de la propia victoria futura o pasada, son los que han terminado en esa cruel y loable posición. Con lo difícil que es llegar hasta ahí, y los que se acuerdan de ti suelen ser para usarte como ejemplo perdedor, afirmación objetiva no obstante. Probablemente el equivocado sea yo, aunque no quiero que suene a que me conformo, yo no soy Faemino y Cansado, y no pienso que "subcampeón sea mejor que campeón", de hecho creo que ni ellos lo suscriben más que para hacer humor. Lo que trato de expresar es la grandeza histórica que hay detrás de cada institución, y que este torneo, sin uno mira hacia otro lado para olvidar lacras arbitrales y financieras, es un patrimonio que crece año tras año. Batallas increíbles, jugadas y goles de ensueño por su factura o por su valor. Yo seguiré adoptando por unas horas estas historias, y les daré protagonismo a esos momentos siempre que intersecten con el Atleti, porque más tiempo no tengo, ya quisiera yo... Todo sea que comience la superliga europea esa y ahí a ver quién es el guapo que reniega de jugarla y prefiere al Steaua de Bucarest o al Celtic de Glasgow. Mientras tanto, no tenemos que irnos muy lejos para ver cómo los a priori considerados meras comparsas también impactan directamente en el devenir...

Porque estos dos partidos del cierre de la fase de grupos nos dejaron una inesperada alternancia en la primera plaza. Parecía que ni Borussia Dortmund ni Atleti la querían, y lo que también pasaba era que el Brujas sabía a lo que jugaba. Esos dos empates a cero tienen una parte de negligencia en ambos clasificados, yo soy el primero que pensaba que íbamos a ganarle a los belgas y que deberíamos haber ganado, pero el rival también merece respeto, si no que le pregunten al Mónaco, semifinalista hace dos ediciones y subcampeón en 2004 y que ahora saca unas alineaciones que recuerda a los niños del frente nazi pero en negro. Ni olieron la Europa League de la tercera plaza. El propio Brujas fue subcampeón en el 78 ante un Liverpool que vuelve a ser tenido en cuenta desde el año pasado para ganar la orejona tras casi una década en el olvido. Está bien asumir los ciclos y no estar todo el puto día recordando tiempos pasados, pero me parece al menos pecado venial no conocer un poco más de los clubes de fútbol históricos y qué coño, de los no históricos también, porque si para la mayoría es importante solo el presente, hablemos del Young Boys, hablemos del Hoffenheim, de la vuelta del Estrella Roja tras 26 años, y si no, al menos dejadlos participar en el futuro elitistas de mierda. De momento, en próximas entregas, y ya que en octavos vamos a Turín, hablemos del Torino FC, y si acaso un poquito de nuestro rival en octavos: una vieja señora que encima no es ni MILF. Puto Luis García... ya podías haber sacado al Oporto... 

Yo nunca tuve la ilusión de ganar la Copa de Europa, pero llegó Simeone para implantármela en lo más profundo de mi ser, permitiéndome vivir todos los escenarios habidos y por haber en el camino hacia el triunfo menos el triunfo en sí, y ahora año tras año es un deseo incontrolable... algo que creo que ni cuando vuelvan las vacas flacas algún día dejaré de anhelar. Por eso afirmo que soñar no es gratis, consume tu realidad. Ya queda menos para febrero, para resolver la incógnita, aunque al mismo tiempo doy gracias por tenerla aún sin resolver. 

lunes, 12 de noviembre de 2018

Co-razón

Cada vez me queda más claro que más que equipos que se le dan mal a otros, es a nivel de entrenadores donde se da esta cuestión. No es la primera vez que el Toto Berizzo (déjà vu del 3-2 contra el Celta de la 16/17) se nos atraganta, muestra de ello es que fueron los que rompieron nuestro logro de no haber concedido en esta temporada goles antes del descanso. No será porque Oblak no lo intentó... PARADÓN, de los mejores que le he visto, pero el rechace no lo hubiera fallado ni yo en el ridículo de pachanga que jugué el miércoles. Arias era la mejor noticia, mientras Diego Costa reflejaba el estado del Atleti en este partido: quiero y no puedo. El equipo al llegar al descanso ya se había diluido como mi bolsa de Riquitos del Mercadona y mi bebida energética light. Respecto a los bilbaínos, en mi opinión poco mérito más allá de su preciosa equipación, pero ¿a quién vamos a criticar nosotros por ser certeros con las ocasiones, máxime en nuestro campo? La segunda parte el empate de Partey me hizo sacar lo peor de mí en forma de celebración, metiéndome con el Athletic, culpable de mi zozobra, por eso me vino el pensamiento fugaz de un gol en contra repentino, que efectivamente se materializó mientras vestía al niño. Así me evité ver cómo el crack de Iñaki Williams hacía pasar un mal trago a Godín. Una respuesta casi tan rápida como la del empate de River Plate en la Bombonera... Parecía que nuestro padre futbolístico nos iba a zurrar en casa, y de paso homenajear a mi amigo Ernesto, que pronto sabrá lo que es serlo... pero los nuestros siguieron echándole corazón, insistencia, pero sin esa insegura sensación de patio de colegio. El Atleti no se volvió loco, sino un martillo pilón, con apenas sustos atrás tras el zafarrancho del segundo gol en contra. Córner a córner se percibía que al menos el empate iba a llegar. El gordo cayó en Rodri, al que seguro le hizo mucha ilusión marcar su primer tanto de rojiblanco. 'Asistencias Thomas', el negrocampismo a su servicio una vez más. Disfruto mucho cuando todos los que lo hacen bien tienen minutos y contribuyen, así no se van a China en diciembre a la mínima oportunidad: Gelson, Vitolo... El empate, tras ir por detrás por dos veces, casi que era aceptable, pero pensar en los partidos que tenían los rivales de arriba y la nueva oportunidad que se escapaba era muy frustrante. En esas un defensa flaco pero no por ello rocoso con alma de delantero es objeto de una falta. Se la deberían haber hecho a Kalinic, pero nuestro nuevo croata es más de hacerlas él: increíble cómo suelta la mano el colega. Lo dicho, falta a Godín, tiempo de descuento, lluvia, el Cholo loco, patadas de kárate que encadenan pases de billar y gol de un faraón, qué digo faraón, del mismo Amón-Ra. Por si fuera poca emoción, el VAR entró de oficio a chequear, y a pesar de ello dio validez a un gol en claro fuera de juego, ya que Raúl García era el último hombre del Athletic de Bilbao tirando la línea, lo cual no cuenta, porque es uno de los nuestros. Así fue cómo nuestro uruguasho mayor, lesionado, con una sonrisa cansada y de campeón, se convirtió en la mejor imagen para resumir un encuentro de los más emocionantes que recuerdo: vaya doblete del Metropolitano esta semana. Con este final de partido uno hasta recibe con buenos ojos el parón de selecciones. El beticismo y su épica victoria nos han puesto la moneda de canto para asaltar el liderato en casa a la vuelta del mismo. Más vale coger fuerzas porque es una oportunidad de partir la mesa por la mitad.



PD: Cholo, me tienes hasta los cojones diciendo lo de que perdimos una final en dos minutos en cada puta rueda de prensa de partidos con goles en los minutos finales. Lo sabemos de sobra y los demás no necesitan saberlo. Bastante tengo yo con mi familia atlética cada vez que el más mínimo detalle nos hace que uno u otro, normalmente yo, salga con Lisboa.     

PD2: Viví la final de la Libertadores muy de cerca, tanto que vi los últimos 20 minutos. Hasta recogiendo una pizza llegaban ecos de ella: en vez de hablarse de que jugaba el Madrid,  el futbolero de turno se refirió a ella como el evento del día. Aún hay esperanza. Yo, huelga decirlo, voy con Boca. Siempre simpaticé con ellos, incluso desde antes del meneo que le dieron en el año 2000 al Real Madrid con Palermo, Riquelme y Bianchi en el banquillo. Será la equipación, los vídeos de la 12 en youtube, los partidos de Sportmanía que veía repetidos embobado con el tono del locutor... tiene algo que me atrapa. River tiene mejores mimbres, pero esta gente ya ha demostrado que tienen duende cuando peor están. El lunes 26, traeré pase lo que pase mi camiseta al trabajo. Postureo y pasión a partes iguales.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Como si no hubiera pasado nada

Un Calderón atronador, un Atleti mandón, un Atleti de Champions, es decir, ganador. No me sorprendió, de hecho clavé mi pronóstico en el Predictor, pero no por ello me alegró menos. Tras el varapalo de hace dos semanas tenía ganas especiales de este partido, lo cual entra en contradicción con no tener una forma decente de verlos. Sigo decidiéndome entre rascarme el bolsillo por tele de pago o instalarme una de estas parabólicas con un cacharro pirata, pero ¿dónde voy a vivir yo en cosa de seis meses? Por vago, por tacaño, por pensar que el streaming irá bien, últimamente veo al Atleti en unas condiciones lamentables, y que no casan para nada en un treintañero tecnológico con sueldo de pollavieja. No obstante, en los fragmentos de juego que vi, incluido el 1-0 del indómito Saúl, constaté algo que ya sabía: que los nuestros son mejores que un equipazo como el Borussia Dortmund. Así que es normal que en la liga europea esa de mierda que quieren hacer nos inviten a ambos como parias. Lo que no es normal es que estén equipos con infinitamente menor tradición europea histórica y reciente como el PSG y el Manchester City. Cuando sepa algo más de ese tema hablamos... Volviendo al partido, los alemanes no crearon ni un cuarto del peligro que nosotros allí, y el equipo respondió bien a pesar de contar con más bajas de las que parece: incluso hubo lesionados durante y después de los noventa minutos. Thomas, al que vi más fallón, fue el que dio la genial asistencia a Griezmann, así que ese fue el nivel de excelencia. Por cierto, lo de Antoine besándose el escudo me excitó un poco, para qué lo voy a negar. Yo es que le doy mucha importancia a esa mierda, ya tendré tiempo de desengañarme. ¿Algo malo? La musculatura de Giménez. Eso sí que me apena: si me dicen que no te lesionas más soy capaz de contratar el pack fusión de movistar. Mas no hay mal que por bien no venga, y "Edgar" Montero llama a la puerta. A pesar de la sorprendente goleada del Brujas ante el Mónaco, cuyo presidente ha sido arrestado, la clasificación está totalmente encarrilada... Para eso tenía preparada una cerveza DAB que compré el otro día en el Carrefour, precisamente por ser de la ciudad de nuestro rival de anoche. Pensaba tomármela para celebrar un hipotético triunfo y fotografiar las camisetas de ambos equipos con la misma... pero no, me pudo el cansancio y demasiado hago escribiendo esto en el almuerzo del curro, así que tirad de imaginación, como hago yo con el Atleti y la Copa de Europa: eso sí que es gratis, no como el canal plus.






PD: un día más tarde, cumplí mi objetivo. Mi TOC me deja descansar nuevamente:


sábado, 3 de noviembre de 2018

A balón quemado

Primera parte de mierda pero sin sufrir. La segunda hacíamos cosquillas con los mismos hombres, Gelson de delantero no me convence porque creo que a él no le gusta, y ahí se iba a echar a perder, pero ¿qué coño? No va nada mal con su otro rollo rasta, apareciendo cuando nadie le espera. Se mascaba el gol, empezábamos a hilvanar arriba por primera vez, lágrimas de emoción, en esas Griezmann el cabrón debió notar que la gente se descojonaba sobre la idea de que un tío que no hace nada en estos partidos pueda ser un balón de oro y se sacó un gol que a mí me recordó al que en esa misma portería metió el Tenerife el año del no-ascenso. Si es que es un campo maldito joder... Y entonces, además esta vez más pronto de lo habitual, llegó el enroque, el "atácame" en forma de sustitución. ¿Por qué cojones? ¿por qué, por qué? SIN VOZ DE MOURINHO. Pelegrino huele la sangre, mueve la coctelera mientras nuestro cubata se aguaba, y cae un chicharro que me ha sentado como una patada en el cielo la boca. Un gol de los que hacen que otros que no eres tú ganen ligas un par de jornadas antes. Vitolo llegó una hora tarde, y Rodri... Tarín asistió para un empate de justicia poética. Luego las prisas, los manotazos de Kalinic, feo vicio el suyo en lo poco que le he visto esta semana, y las pérdidas de tiempo. Ejecutamos la idea de nadar y guardar la ropa cada vez con menos convicción y fiabilidad, y entonces llegan estas sorpresas. A fuerza de tanto ver esta película, incluso un desconfiado como yo se ve a gusto y optimista a sabiendas de los réditos pasados, pero paradójicamente cada vez más nos ajustician y castigan esa falta de ambición, que precisamente remarcaba Saúl a pie de campo. Habituado a las buenas maneras de los nuestros hasta hace un par de años en estos menesteres, me sorprendió el empate pepinero, pero si uno ve el partido con otras camisetas, el desenlace es bastante comprensible. De hecho fue un milagro que el Sant Andreu, un equipo que el año pasado eliminó al Antequera en la fase de ascenso de carambola, no nos hiciera lo mismo. Hoy estoy cabreado, hoy le pido más al Cholo porque es el mejor, llamadme anti-atlético o vikingo si eso. Y tú Atleti, compénsamelo masacrando el martes a los jovencitos dicharacheros de amarillo por favor. ¡Quiero puta sangre ostia!

jueves, 25 de octubre de 2018

Cambios y preguntas retóricas

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Hace 24 horas que al Atleti le ha metido 4 goles el Borussia Dortmund, aunque allí ya no juega Lewandowski. Yo me caigo de sueño, pero sigo con mi propósito de no fallarme y escribir algo de cada partido de la Copa de Europa, como si sirviera de algo, así que ahí voy: es innegable que dentro de nuestro robusto microclima y nuestra envidiada por muchos estabilidad, en el Atleti se viven vientos de cambio. Podemos atenuar la evidencia con gesto de incomodidad, pero por suerte o por desgracia es así. Además de la trayectoria natural de todos estos años y el caché que con esfuerzo se ha logrado, contamos con actualizaciones que cualquiera con nociones de fútbol web diría, probablemente con razón, que son para aspirar aún a más, para salir de la zona de confort, para dar esos pasos hacia un fútbol con más registros: evolución en definitiva. Si hacemos caso al loco Bielsa, los cambios hay que hacerlos en época de bonanza... Y ahí andamos, efectivamente tras una prolongada época de éxitos, pero con sueños y cuentas pendientes, permitiéndonos el orgullo y la licencia de tener los codos doloridos de pelear hasta el final de cada temporada con los mejores. Aunque supongo que por mucho que tengamos a uno de los más grandes entrenadores del mundo, el mejor sin duda de su escuela, no es moco de pavo cambiar varios ajustes para poner velocidad de crucero a este sofisticado y caro Atleti, que parece haber intercambiado su suerte en liga y Champions respecto al año pasado. Donde a estas alturas en 2017 era todo zozobra europea, ahora es solo orgullo herido a sabiendas que la clasificación a la próxima ronda no corre aún peligro. Sin embargo en la liga, tras varios pinchazos, seguimos en la pomada. Por eso digo yo, ¿tanto problema habría habido con otra configuración de los grupos en el sorteo? ¿Teníamos dudas o remordimientos cuando otras veces hemos ganado con nuestra propia medicina? ¿Y si solo hubiera quedado 2-0? ¿Qué sensación tendríamos en liga si las dos grandes vacas estuvieran haciendo lo de casi siempre? Y si.. Es que... Si no fuera por... Todo es tan sutil en el fútbol... Lo sabemos bien... Tantos factores cualquier segundo de cada partido, que determinan el devenir del mismo y las dinámicas posteriores, que lo único que me sorprende es que esta hecatombe en el infierno dortmunder no se haya producido antes en otro estadio. Si no fue así es porque la fiabilidad de los nuestros es legendaria, por eso tantos lenguaraces guardiolianos nos esperaban a la salida tras este traspié con ganas: incluso he leído que el Atleti ha sido portada y todo... A mí sin embargo lo que más me tocó los cojones anoche fue tocarla más que ellos y que mientras tanto nos noquearan con esa velocidad y contundencia; eso, y el penoso comportamiento final con tarjetas absurdas, como si no hubiera suficiente color amarillo ya en el WestfalenStadion... Pero es que ni me jodió mucho: mejor que ocurra ahora que en febrero. Por lo demás, yo estoy tranquilo si bien expectante, este equipo se merece más que nunca nuestro apoyo y confianza, de hecho a los cinco segundos me he sentido como un gilipollas por el simple hecho de escribirlo aquí, pero ahí lo dejo... De lo poco bueno de ayer me quedo con la actitud simbólica de Godín levantando tras el cuarto a Oblak, consciente de que el gigante esloveno nos ha salvado tantísimas veces cuando nos deslizábamos por el agudísimo filo. También con el aplauso intencionadamente delante de todo el mundo de Diego Pablo: muestra de respeto de las buenas; un orgullo que mi entrenador reaccione así. Confío en que sus palabras sean ciertas, y que conozca el camino: sinceramente creo que está ante el mayor reto de su carrera con esta cacareada plantilla, que puede hacer olvidar la fragilidad defensiva y dependencia de individualidades que arrastramos en los dos últimos años, pero también puede hacer tambalearse los dogmas de fe del estilo del Atleti cholesco por los cambios que sugiere su... digamos variedad. ¿Es eso siquiera concebible? ¿Puede el Atleti de Simeone jugar a tener el balón y esas mierdas? ¿Acaso lo necesitó el Borussia Dortmund ayer? Yo confío en una respuesta general, no a mis ubicuas preguntas, sino en una reacción y mejora del equipo. Eso sí, por favor, seamos conscientes de que Simeone no es perfecto en las ruedas de prensa, que no siempre va a acertar con los cambios, de que la sombra de Gabi es alargada, y que los jugadores evidentemente no son los mismos que en la época más espartana, ni por edad ni por físico ni por nombres. Aquí lo único que no cambia es una cosa: el fútbol es una droga atroz, el Atleti es su mejor versión, y yo su peor yonki.

jueves, 4 de octubre de 2018

Desgarrador triunfo

Contra viento y marea sigo con mi propósito de mostrar mi predilección por la Champions haciendo crónicas de todos los partidos. No ha sido fácil, como tampoco lo fue encontrar algo potable y curioso del equipo que nos visitó anoche, a excepción sabida que nos eliminaron de Europa las dos únicas veces que nos cruzamos. En la última de ellas sé de buena tinta que hubo ostias como panes. Que yo recuerde, solo el Groningen, el Parma y el Brujas nos han largado del viejo continente más de una vez y se han ido de rositas sin un ápice de venganza nuestra. Yo es que estas mierdas me las tomo muy en serio... Si alguna vez nos tocaran los parmesanos chillaría cada gol recordando viejas batallas...


Por cierto, aclaración respecto a la ciudad de nuestro flamenco rival: Brujas es la traducción libre de Brugge, que viene del germánico y significa algo así como 'Puentes', así que no aplican símiles y metáforas con palabras como exhorcismo o aquelarre, a no ser que a uno le salga de los cojones igualmente. Porque lo que sí es cosa de brujas son las malditas lesiones. Diego Costa, cuyo último servicio fue la asistencia del ansiado gol que nos volvía a poner por delante, se rompía (pa que lo haga con la selección que lo haga con el Atleti). Además, Giménez se fue tocado de nuevo... Dos casos recurrentes la verdad, y dos jugadores difícilmente sustituibles por mucho que el charrúa no haya gozado de la titularidad hasta la lesión, valga la redundancia, de Rambo Savic. Pero volvamos al principio, al Atleti se le presentó un rival 3-5-2, de esos que nos hacen pupita de la buena llámense Girona o Chelsea. Al Cholo le dio por poner el espejo, y el negrocampismo que se atestiguaba en la alineación se atenuó hacia este sistema tan de moda. La novedad de Arias en el once era la comidilla, y el colombiano fue de menos a más. El partido era tan incómodo como verlo era para mí: culpando a mi hijo por ver los dibujitos en Youtube al mismo tiempo que yo veía el fútbol. ¿Cómo quitárselos para evitar los parones que me metía la conexión? Si se estaba comiendo el pescado y todo el cabronazo... En esas mete la aplicación esta un acelerón y me veo a Griez celebrando un gol. Gran pase de Tanto Thomas Thomas Tanto, de uno de los dos. ¿Sacamos ya la cerveza belga y el chocolate? Los cojones, golazo de un tal Danjuma con Arias de espectador privilegiado. No, si al final el negrocampismo iba a ser cosa visitante... El partido era áspero, los cambios de dibujo no apenas desdibujaban a los del ex-malaguista Leko... pero cuando el síndrome de Qarabag atisbaba, por fin nuestros dos puntas se entendieron, y aunque el Brujas nos creó peligro con un cabezazo a balón parado (me revienta que nos creen peligro de ese tipo) lo poco que vi de lo que restaba fue apacible. Por si fuera poco, Koke aprovechaba un rechace para hacer el tercer gol tras un partido en el que precisamente había estado incomprensiblemente fallón en un par de superioridades en ataque. Supimos reponernos al inesperado empate, así que dos de dos. La eliminatoria a ida y vuelta con el Dortmund dictará sentencia en nuestro devenir, pero vamos bien, cosa que tras el chasco del año pasado es poca broma, igual que la enfermería...

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Tocaba

El del Mónaco fue uno de los partidos en los que uno está tranquilo, y presiente que vamos a ganar. Son peligrosos, porque el día del Éibar ya se me quedó la cara de gilipollas por pensar de igual guisa. Aquel partido, solo la positividad del gol y la actitud de un canterano echándose el equipo a la espalda me consoló a medias: puto Dmitrovic... La liga, por mucho que se haya empezado fatal, es una tarea de fondo, y no me ilusiona tanto como la orejuda zorra esta, que además viene a quedarse a dormir en nuestra casa una noche allá por junio.¿Estaremos ese día o simplemente le dejaremos las llaves debajo de la alfombra? Nos han vendido que este año aspiramos absolutamente a todo, y cuando Correa nos puso por delante en Mestalla viniendo de haber ganado la Supercopa de Europa todo era fucsia y los letristas desde Bilbao a Gibraltar estaban a nuestro favor; pero resulta que tras varios partidos nos hemos acordado un poquitín de Gabi, y sobre todo de que el dogma del "partido a partido" no por antiguo es menos aplicable, aunque este año sea de plantillón. Pero por muy pesimista que pueda ser uno, en liga se puede recuperar el terreno perdido. Otra cosa es la Copa de Europa... El debut, tras el frustrante empate con ocasiones marradas a gó-gó en Roma el pasado curso, se antojaba crucial, una suerte de exhorcismo para tratar de volver a la zona noble de los clubes del viejo continente tras la hidalguía, muy valerosa no obstante, de la pasada temporada en forma de Europa League.

Resultado de imagen de atletico monacoSe acabó el chollo del Orange TV de gañote, por lo que las pasé putas encontrando streaming, aunque rojadirecta sigue siendo mi diosa. Los megas por segundo comenzaron a fluir a tiempo para ver el tiro cruzado que falló Costa. Tantas no era normal que se fueran joder... Confiaba en el de Lagarto plenamente, tanto que es mi capitán en el Champions Fantasy. Pero los desajustes acechan a poco que nos descuidemos, sobre todo si anda un señor del área como Don Radamel Falcao García, de lo más íntegro, humilde y gran jugador que uno ha visto con la rojiblanca. Ayer olió la sangre en un pequeño desaguisado y con todo el dolor de su corazón nos hirió no con un tiro, sino con un inteligente pase atrás, que con la connivencia de Correa terminó enviando a las mallas Grandsir (¿se puede tener un apellido más molón? Sí, Adalid, el mío). No culpo a Angelito, sino a la pérdida de posición general del equipo. Se está perdiendo la solidez de antaño, pero tampoco vamos a ponernos criticonas. Vamos a lo bueno: el equipo se recompuso, con el Mono en el banquillo ¿quién no lo hace? Costa por fin se quitó la losa, con una celebración por la que el árbitro le echó la bulla. Marcó en el minuto de los años que cumplo justo hoy el cabrón. Vaya pase de Antoine por cierto... A ver si el rubio se deja de decir gilipolleces, porque luego hay gilipollas que contestan, y darle la razón al caracaballo de la acera de enfrente me da ardores de estómago, es algo confuso, como que me flipe esta tercera equipación, con lo clásico que suelo ser yo para esos menesteres. ¿Será la edad y el querer sentirme un niñato 2.0?  

El empate nos puso el cuerpo bailón, y sin alardes, pero nos empezamos a soltar, aunque hubo un paradón sideral de Oblak por medio, nos fuimos merecidamente ganando al descanso tras un cabezazo de Giménez: un jabato, un crack, el pundonor en forma de charrúa. Solo él sería capaz de superar de cabeza a Falcao como lo hizo. No pudo acabar mejor la primera parte, y debería de haber terminado ahí el partido, porque vaya mierda de segunda parte nos marcamos. Habrá que seguir ajustando (la suplencia o la adaptación definitiva de Rodri serán el desenlace final) y exigiendo conforme esto avance. Por lo pronto, la Champions es la prioridad de todos, y hacemos los deberes. 

sábado, 18 de agosto de 2018

Recuerdos de Tallinn

Antes de que esta experiencia sea arrollada por el césped y la cal de la liga y la Champions, haré el agradable esfuerzo de relatar en primera persona las visicitudes de la expedición que Antonio ENP y yo, el mejor atlético del mundo, llevamos exitosamente a cabo. Nuestra odisea báltica comenzó en pleno barrio obrero de Málaga, con el aura de la feria rondando. Coche en uno de los parkings del aeropuerto y primera sorpresa: un pantalón corto delataba como fan del Atleti a otro compañero de viaje, en este caso jiennense. El vuelo nocturno hasta Helsinki fue una tortura, lo único destacable fue la agradable conversación con una finlandesa que se preguntaba qué leches era tanta camiseta rojiblanca. Tras la eterna escala en tierras finesas, un avión de hélices cruzaba la charca que separa la capital suomi de la estonia. Sobrevolando Tallinn (se pronuncia Tálin en estonio), vislumbramos el A. Le Coq Arena. ¿Qué pasaría esa misma noche? En el aeropuerto mucha ambientación supercopera, y en el tranvía hacia la pensión conocemos a una estonia que hablaba español y a una española. ¿Pedirles el número para tener un plan alternativo y conocer la ciudad de buena mano? Qué va! Eso es de perdedores hombre! Lo mejor es arrepentirnos cada media hora de no haberlo hecho. La puta mierda de pensión merece mención aparte: ahí nos hubiéramos tirado una hora que no nos habrían hecho caso hasta que no terminaran de limpiar. La clientela: gente ruidosa y maleducada aderezada con japoneses y guiris despistaos con la camiseta del Madrid.

Es el momento de decir que Tallinn es una ciudad que se recorre perfectamente a pie, y que es razonablemente bella, como una joya de las que las abuelas dan en herencia a las nietas al casarse. La embriaga una pátina de antigua república soviética mezclada hábilmente con la influencia nórdica. Cerca teníamos una zona digamos de negocios, con centros comerciales y los hoteles de ambos equipos. A continuación, en una patada te plantabas en la puerta de Viru (significa bisagra bolo!), y ahí empezaba la beldad del centro histórico, duplicada para el europeo meridional por sus picudas y coloridas fachadas, tan extrañas en el sur. Entre las dos torrecitas de teja naranja que custodiaban la entrada, un rosario de banderas rojiblancas. En el interior de ese casco antiguo, precios intermedios en las comidas y caros en los recuerdos; eso sí, seguramente baratos respecto a otras ciudades más masificadas por el turismo. En un día te pateas la ciudad de sobra. Nosotros al día siguiente teníamos muchas horas de margen para rematar la visita, y tras una minisiesta y ver la descafeinada subida al autobús de los jugadores le tiramos para el campo. Cosa curiosa la iniciativa de la UEFA, ya que las entradas no eran físicas, sino habilitadas desde una aplicación activando el bluetooth. Todo fue sobre ruedas, y mientras entrabamos por nuestra puerta, cuajada de seguidores colchoneros de todo el mundo, un tren colindante atronaba con su bocina a modo de saludo: buen augurio. El estadio, independientemente del resultado posterior, me pareció coqueto. Los precios de su interior, qué les voy a contar. Suertudos por ser posicionados totalmente anexados al fondo de seguidores del Atleti, en una suerte de apéndice de nuestra gente, y con el plus de estar cerca de la bocana de salida de los jugadores, pero con la rémora de dos estonios pseudoultras, borrachos y vociferantes casi tanto como yo, y que apoyaban a la vikingada. Enseguida empezaron las fricciones, aunque con nosotros eran paradójicamente amables. De hecho, nos felicitaron tras el gol de Costa cuando aún las manecillas del reloj no se habían desperezado. En el minuto 40, tras el empate madridista, que se veía venir desde mi casa por cierto, la politsei despachó a los individuos, y quedamos Antoñito y yo como únicas voces en esa cajita que era la esquina sureste superior del estadio estonio. Al descanso, sin cobertura más que para mensajes, decidí atar mi bandera a la reja metálica para matar el tiempo, mientras nos conjurábamos para la que se avecinaba. Iba a ser durísimo, y la reflexión era clara. El Atleti estaba tratando de tú a tú al Madrid. Ni rastro de ese dominio encabritado al que por rachas nos han sometido frecuentemente. Los nuestros, quizá con menos sensación de peligro, devolvían los golpes con un Rodrigo y Lemar integradísimos.


Entonces llegó la segunda parte, y en el momento más soporífero, el penalty tonto de Juanfran. La transformación del cara caballo y su posterior bailecito no me removió la bilis. Simplemente estaba triste porque la fiesta podía estar cerca de terminar aguada, y uno estaba allí, a 4300 km de casa, en una ocasión única en la vida. El desánimo me animó a ir a mear. Total... si marcaba el Atleti y me lo perdía por ir al servicio me iba a alegrar igual. Poco después, en la portería contraria devolvía la igualada DC, y quizá fue el gol que más saboreé y aprecié, aunque fue el más comedido por mi parte. Era un orgullo absoluto habernos repuesto a la remontada merengona. Mi yo conformista me susurraba para consolarme del sufrimiento que se venía, diciendo cosas como que 'en cualquier caso el Atleti había dado la cara' y mierdas por el estilo. Pero cuando empezó la prórroga, al Le Coq se le puso cara de Bernabéu, y los cambios del Mono surtían efecto en su totalidad, y donde un día fue un cabezazo de Miranda, aparecieron dos goles fruto de la voracidad rojiblanca, que olió la sangre en un rival habitualmente intratable probablemente debido a la revitalización de todos y cada uno de los cambios. En el misil de Saúl me marqué un Fernando Vázquez por la banda de San Lázaro, y en el de Koke, rayano al paroxismo, me golpeé, me besé la camiseta, me destrocé las rodillas contra la chapa de la tarima, y por poco no pierdo las gafas, que recuperé con la agilidad de mi propio gatito, que esperaba en casa ajeno al pequeño Calderón que había instalado en el fondo sur tallinés. La segunda parte de la prórroga me la pasé implorando arrodillado tras mi bandera, constatando que cuando uno está obsesionado con el objetivo, ni le duelen las manos al martillear el travesaño metálico, ni mucho menos le pica la faringe al cantar, porque uno golpea con el corazón y grita con el alma.


La celebración fue un bonus track inolvidable. No tiene precio ver el hervidero atlético secundado por los jugadores, con el aprecio al título de los veteranos que saben lo que cuesta y la ilusión de los novatos, muy arropados por la afición en este acto de merecido regodeo. Mención especial al Mono Burgos. Todo lo que te diga es poco. Con tu libreta pegada al pecho y tu pinta de tenor de La Scala me tienes totalmente entregado. Meritazo de nuestro contramaestre, que tose copas cada vez que pisa el área técnica. Luego vuelta al redil, siguiendo el reguero rojiblanco, tras intercambiar mensajes de felicitación y felicidad con nuestra gente. Sin cenar, directamente a dormir la mona, tras descartar por miedo a una clavada la entrada al club de striptease que teníamos en mente antes de dejarnos la vida en el estadio. Al día siguiente, despedimos a Tallinn desde el prisma de la victoria. La pequeña capital báltica parecía más bonita si cabe, sus mujeres más guapas aún, y donde el día anterior había una capota de grisáceos nimbos, brillaba sutilmente un sol blancuzco. Compra de recuerdos, cervecita de pleitesía, e inesperado botín de chapas de cerveza para mi colección: a pesar de probar una de barril, la dependienta y el césped de los aledaños me ayudaron en mi misión secundaria. La otra era encargarle a mi sobrino Bati un ejemplar de periódico deportivo del día, el que tuviera la portada que más mostrara al equipo como un bloque.


La vuelta a casa se antojaba eterna en el control de seguridad, que terminó retrasando el posterior Helsinki-Málaga. El mini juego escape-room que nos ventilamos durante el trayecto Antonio y yo fue un símil del pasatiempo angustioso que era el vuelo en sí. Luego llegada al aeropuerto, choques de manos rojiblancos, y así se dispersaba parte del bastión de valientes que fueron a ver cómo el Atlético de Madrid escribía otra página en su códice sagrado que siempre recordaremos. Concluyo adaptando una lapidaria frase que leí en otra bitácora colchonera: "La Supercopa de Europa es un trofeo, el premio es ser del Atleti."

lunes, 6 de agosto de 2018

La máquina del tiempo

La última vez que me pasé por aquí teníamos una copa menos, hasta que nuestro eterno capi14n, siempre lo será, da igual que esté en Catar o en Leganés, selló con el tercer tanto una final fea, donde se ganó industrialmente al todo pasión Olympique, que hasta el primer gol de Griezmann, por aquel entonces con la azulgrana debajo de la rojiblanca, nos había puesto el culo prieto y la oreja llena de moscas. Ese título, que probablemente fuese el trofeo europeo donde más éramos favoritos, se ganó y festejó con mesura. Quizá el mayor motivo de celebración fuera que por fin Fernando conseguía un título con el equipo de su ánima. Luego decliné la opción de ver su despedida en directo para que mi hermana pudiera disfrutar de una aventura sin nietos, ya habrá tiempo propio de ir al nuevo estadio. Ya habrá tiempo de recordar a Torres, sus goles; a Gabi, sus robos; mejor dicho, de no olvidar.


La Europa League y sus réditos... una de las ventajas que tienen estos campeonatos es la opción de disputar copas posteriores. La Supercopa de Europa, a la que se enroló días después el Madrid, quién si no, esperaba en Tallin. Capital de un país que en mi infancia siempre me inquietó. Por suerte, yo era un niño raro, no me conformaba con jugar a la pelota en la calle, y cuando lo hacía en mi patio, me flipaba y pensaba que jugaba con selecciones de las banderas de una vieja enciclopedia. Pero entonces la tele, ¿qué coño es internet?, se encargó de joderme el panorama hablando de países nuevos, con nombres raros. ¿Era Estonia? ¿Etonia? ¿Letonia era lo mismo?  ¿Y por qué Valery Karpin jugaba para los rusos habiendo nacido en Tallin? Cambiar a Rusia por la URSS fue fácil, pero ¿y los otros fragmentos? Simplemente daba rienda suelta a mi imaginación o esperaba a alguna retransmisión de juegos olímpicos o atletismo para tratar de rapiñar nuevas insignias nacionales. Mientras, en la libreta donde apuntaba los resultados de esos partidos imaginarios, la bandera estonia permanecía huérfana, solo con el nombre impreso en boli azul. Luego llegó un Atlas más moderno, luego la Encarta, las pajas con VHS, las pajas con internet, e internet como tal por supuesto. Ya no tenía tanta gracia... No obstante, mantuve ambas pasiones, fútbol y vexilología.


Un destino cuya lejanía es inversamente proporcional al tamaño de su estadio, ergo pocas entradas disponibles, pero un propósito tan sólido como poco probable sería cumplirlo. Este tipo de experiencias requieren un igual, un compañero de aventura. Todo se fraguó rápido, en un grupo de wasap del trabajo. Enseguida Antonio ENP y yo decidimos bailarle el agua a la UEFA y apuntarnos a su sorteo para tratar de ir a Tallin. Todo ello previa petición de permiso en casa, si no de qué. Mi mujer sabe muy bien mi punto débil, y desde aquí te digo, por si lo lees, que por mis huevos tenemos que volver juntos, es que ni te voy a hacer espoilers de la ciudad de lo seguro que estoy. La verdad que sería la ostia pod... ¡Pero calla ya coño! ¡Que le jodan a los clubes, que empieza el Mundial!


Porque Tallin, ajena al tumulto que la rodeaba, seguro que ya solo piensa en que el Atleti va a jugar allí como evento de la década, pero está a pocos kilómetros de la nación otrora imperio que organizó la que ha sido mi sexta copa del mundo como futbolero. USA 94 es especial pero no cuenta, solo vídeos de mis primos mientras se preguntaban qué habría pasado si ese día en Boston Sandor Puhl hubiera expulsado a Tassotti por echarle abajo el tabique a nuestro actual seleccionador. Todo giró entorno a esta posición desde el principio para España en la cita del país euroasiático. Nunca sabremos hasta qué punto la erupción del caso Lopetegui y el rígido relevo de Hierro afectó al devenir de los nuestros, pero está claro que tal como se dio todo, deberían haber llegado más lejos, que les faltó profundidad, y que hay una certeza que poca gente ve: se antepone el toque pastoso, no por pasto verde, sino por pastoso de pesado como una puta carbonara en medio la plaza la Constitución en Julio, se antepone digo, a toda rebelión en forma de desmarque directo o ruptura del plan establecido. Lo poco que rompía ese enfoque era el eternamente cuestionado Costa. Parece pecado apostar por algo distinto, aun viéndose que la cosa no pitaba: el fundamentalismo del fútbol horizontal. Con decirles que me fui a la playa en el descanso de la prórroga... Será por haber visto a España ganar tanto y tan seguido, pero no me joden las derrotas últimamente. Desde luego disfruté el resto del mundial como un enano en un gangbang a su gusto. Vi el 95% de los partidos, me envicié como nadie al FIFA Fantasy, un Comunio con las tetas operadas. Por cierto, los dos mendas que se van a Tallin campeón (Antoñito) y segundo (yo). De las demás selecciones, me apenó la eliminación temprana de Egipto, Marruecos y sobre todo Perú, y quedándonos en Sudamérica, pues confié demasiado en la anarquía argentina porque Mes-Sí, me sorprendió que la a sabiendas excelente Uruguay superara a Portugal por similares razones, y lo que sí reconozco es que veía a Inglaterra merodear la copa con permiso de una Colombia a la que hubo que echar con forceps y una Suecia 'cholesca' como ningún otro equipo. Bélgica eliminando a Brasil fue orgásmico, el gatillazo de Alemania erógeno, y la anfitriona merece mención especial, no solo por la atípica pinta de su entrenador, que no podía evitar mirarle fijamente cada plano que nos brindaba la realización, sino por haber exprimido hasta las semillas de un equipo absolutamente terrenal. Así me podría tirar hasta mañana, pero no tiene gracia porque, seamos francos, el mundial es un festival de verano, una anormalidad que esperamos y esperamos y que cuando acaba la fase de grupos ya está agonizando. En semis ya estamos mirando de reojo los fichajes de nuestro club, y en la final, en este caso íbamos todo el globo con Croacia excepto en Serbia y la Galia. Al final Antoine, Lucas... y Lemar (a ver cómo te portas chavalín) campeonaron la cita, mientras que mi Mandyuka se quedó a las puertas y el Vrsaljko menos mal que ya la ha cogido rumbo a Milano. Gran soplo de aire fresco el de los croatas secundados por los belgas. Más recuerdos en la retina, más marcadores y goles en el disco duro cerebral. Se fue una gran Rusia 2018 y así, sin más, nos olvidamos de estos corchetes futbolísticos que cada dos años telonean el verano en forma de Eurocopa o copa del mundo... El próximo en Catar, que encima de mangonear el próximo mundial nos birló a Gabi... Si al final acaba todo en clave rojiblanca...



¿Y la Supercopa de Europa? ¿Y el sorteo? Estos hijos de puta de la UEFA necesitaban tomarse casi diez días tras el fin de solicitudes para decirte si te tocaba o no, con la consecuente angustia de no saber si habría vuelos o si el alojamiento se agotaría o dispararía. Hace 25 años apenas podías saber la bandera estonia y ahora puedes planificar un viaje a su capital desde el váter de tu piso. Tras tantear el terreno decidimos jugárnosla. Y así nos llegó la buena nueva del salvoconducto a Tallin, justo cuando Infantino terminó de sortear en su mansión de Ginebra una a una las alrededor de diez mil entradas. No teníamos muchas esperanzas de antemano, pero o bien tuvimos potra, o no hay tanta gente dispuesta a plantarse en el Báltico en agosto para ver una final bastante trillada últimamente. El caso es que por una vez en mi vida, me tocó algo. Nunca me volveré a alegrar si me cobran algo como recompensa, pero en esta ocasión va a significar ver a mi equipo en una final, cosa que siempre he dicho con la boca grande pensando en mi fuero interno la dificultad para hacerlo. Felizmente los vuelos y el alojamiento fueron pan comido, y encima sin tener mucho dolor de bolsillo. Muchas cosas han cambiado en este tiempo, pero lo que prevalece es la pasión por estos colores.


miércoles, 16 de mayo de 2018

Mareando la perdiz desesperado

Esta previa quizá solo haya sido comparable a la de la primera final de Lisboa: me he visto todos los resúmenes de las finales de UEFA y Recopa, y por supuesto la final contra el Dinamo de Kiev enterita. Vaya repaso nos dieron por cierto. En ella quizá, fue cuando mi cuñado del Atleti comenzó a apodarme Damianenko, refiriéndose obviamente al carrilero zurdo que nos fustigó en Gerland. La historia es caprichosa, lo sabemos, al menos desde que eliminamos al viejo zorro alsaciano y su voluble Arsenal de autor. Ahí teníamos un nuevo billete para la ciudad de los hermanos Lumière. Por suerte o por desgracia, viejas heridas se recordaban, aunque por lo que he leído y visto, la superioridad absoluta de los soviéticos en aquella final, hizo que no doliera tanto. Esta vez, con el Cholo aún entre rejas, nos veremos las caras con un histórico franchute. Un equipo con corazón, buenos jugadores, y que además de tener una Copa de Europa que ya quisiéramos nosotros, tiene varias espinitas europeas también. Como curiosidad nuestra de cada día, con el tema de la final contra el Marsella, indagué un poco (sabía que el difunto tío de mi padre se fue a currar allí) y encontré a un nieto del susodicho, con avatar de l'OM incluido, faltaría más. Aparte de este affaire, justo antes de la final tengo otro evento. Hace dos meses lo menos, a sabiendas de que podría coincidir con el Atleti jugando la final, reservé tickets para ver a los Harlem GlobeTrotters. Si llegábamos finalmente, no me cabía duda que iba a dejar el espectáculo antes. Hoy sobre las 20:30, en un bar del interior del pabellón Martín Carpena, ahí estaremos dos atléticos y medio. Otra final...
A pesar de las ganas de ganarla que me embargan, y tonto del que no, surge una especie de paradoja: tras los dos últimos bofetones europeos, esta final de UEFA es como un trago de coca-cola después de probar esos dos trozos de tarta. Una tarta que tuvo sabor a mierda sí, pero con unas orejas grandes de por medio y con todo el foco y la expectación del mundo. Quizá nos arrepentiremos mucho tiempo del inevitable desprecio (ni se han agotado las entradas) que el que más y el que menos le está haciendo a esta oportunidad de ganar, pero el contexto es el que es. No obstante, a mí hace más de una semana que me baila el cuerpo, hoy me desvelé a media noche y cualquiera me quitaba de la cabeza el partido de hoy. Lo más probable es que haya pensado tanto en esta final por la imposición de ganar: el cumplir con el peso del favoritismo que nos hemos ganado a pulso, pero que sabemos se puede romper en segundos si uno saca pecho. ¿Qué puedo hacer yo para ayudar a los nuestros? Por fin me he dado cuenta de que absolutamente nada. De hecho, le he pedido el divorcio a la señora superstición, aunque esta se empeñe en hacer que el coche se me quede sin batería la tarde antes o que hoy se quede sin agua. A tomar porculo las cábalas y macumbas. Solo respetar el ritual de oír el CD de Lisboa. Si algo me ha enseñado la experiencia en estos avatares, es que Lyon no nos debe una copa, que el fútbol no le debe una mierda a nadie, y que hoy, si ganamos, estaré igual de orgulloso. Luego vendrá la misma sensación que me posee tras las grandes noches colchoneras: no soy nada sin mi familia, y el fútbol es una infartante droga sin corazón. En cualquier caso, espero que mañana al alba, sea con el coche que sea, tenga que parar en una gasolinera o kiosko para seguir apilando periódicos que glosen nuestras gestas. La camiseta la llevaré pase lo que pase, por dentro y por fuera.

lunes, 19 de marzo de 2018

Porcelana

Sigo sin terminar mi mierda de artículo sobre el Lokomotiv, al que ya hemos eliminado y todo. Para colmo, Filipe no se volverá a vestir de corto hasta que lo hagamos nosotros mismos en nuestra casa. Precisamente se lesionó el día en que yo tras un año inactivo volvía a jugar una pachanguilla. Se queda sin mundial y es algo que me jode aún más que no tenerlo en el Atleti, ya que era su último billete para un evento así... Por cierto, de laterales ya andábamos escasos de por sí, pero esto podría haber pasado en otra parte del campo y tras la limpieza de medios en invierno la directiva hubiera quedado aún peor que de costumbre.

En esas salió el Atleti con la equipación futurista, y no lo hizo nada mal. Hizo méritos para ir por delante, y se puso con un penalty más falso que la agresión de Vitolo. Para penal el que le hicieron a mi niño en el parque de bolas... Asenjo miró para el lado contrario, a diferencia de cuando salió al césped con la camiseta de Filipe Luis. Ese gesto hace que le tenga menos de la tirria injustificada quizá que le tengo al palentino. Por desgracia paulatinamente los amarillos, o groguets, como está ahora de moda llamarles, comenzaron a acogotarnos. De ahí al final la tónica no cambió. La mía fue una bebida energética del Supersol, el copazo fue el día antes. El que sí cambió fue Simeone. Su sustitución de Gabi por Griezmann y el empate ipso facto de Ünal (¿hay un descuento en delanteros turcos o qué?) caricaturizó lo que fue el Atleti este encuentro. Y del 2-1 mejor no hablar, ya habló el locutor por la radio. Yo ya había cogido el coche sin hacer presión por ver el final del partido, de hecho, no es por vacilar, pero me lo olía. Mientras todos miraban la cara del francés en el banquillo, a mí se me quedó grabada la de Oblak. Cara que no podré ver en mi viaje a Madrid de semana santa, porque jugamos demasiado tarde, así que otra vez será.

Una vez más caída en el Madrigal, y yo me quedo con la sinceridad del Cholo. Desde la irascible atalaya de la derrota es fácil echar bilis. A mí también me gustaría que el equipo fuera más echao palante en ciertos momentos. No me vale la teoría de la manta corta de Tim para justificarlo, pero también es cierto que enfrente había un gran rival, y que apenas nos inquietaron más allá de pisar campo contrario. Que eso no se confunda con que merecieron ganar, porque donde otras veces fuimos una placa de acero, se vio una figura de porcelana, cara y fea. A partir de ahora los jueves serán los nuevos domingos más que nunca, si bien la segunda plaza es un logro del que estaría infinitamente orgulloso, máxime con quien viene por detrás. Pero lo que está claro es que nuestro bread and butter es más europeo que nacional. Además me queda la bala del Antequera, que se agarra a la lucha por la liguilla nuevamente: goles postreros con equipos amarillos como rivales, pero en este caso en el bando adecuado. Encima, queda algo que por mis huevos tengo que darle más cancha: el fútbol femenino. Que la liga está pérdida!? y un coño! Nunca mejor dicho.

viernes, 9 de marzo de 2018

A la carta

Ni lío con rusos descerebrados, ni sobresaltos durante el partido... todo fue positivo y transcurrió a su debido tiempo, algo que sabemos no es en absoluto fácil. Cualquier atlético humilde hubiera pedido al genio tener este desenlace para el partido. Y el rival... supongo que será también por el parón invernal, pero lo cierto es que el Lokomotiv, para ser el líder de la liga rusa y haberse deshecho con solvencia del Niza, estuvo escandalosamente inapente, y más desbordados que yo en el trabajo. Solo cierto orden defensivo y nuestra clásica falta de profundidad les impidieron salir más calentitos. Manuel Fernandes, un pelotero de cuidao, era lo único que les quedaba, y los nuestros le secaron hasta el sudor. Porque más allá del bajo tono moscovita el Atleti mostró que va en serio a por esta competición. Faltaría más tras el último enfrentamiento con Messi. La insistencia de fogueo se tornó en un gran gol de Saúl. Esos disparos del torocampista son bitcoins en nuestra dificultad para crear ocasiones, aunque con Diego Costa la vida en más fácil en ese plano. Por eso en la segunda parte se hizo aún más patente la diferencia entrambos en forma de gol del varano brasileño-hispano. La sed de gol del doble 9 quedó saciada tras el cabreo que se pilló el otro día contra el Lega. En mi opinión estos son más goles sicológicos que los que se meten antes del descanso, porque no tienes el entretiempo para recomponerte. Entonces comenzó una nueva edición de Juanfran Unchained. Fue un no parar del alicantino, que cerca del final puso el broche anhelado (remate de Koke mediante) para hacer total justicia con el marcador y permitirnos hacer alguna foto en la nieve de Moscú el próximo jueves. Si no, ya les obsequiaré yo con un articulillo al respecto para cumplir la tradición de stalkear la historia del rival. 


A la larga quizá nos aburriríamos, pero este tipo de partidos tan plácidos no creo que sean malos para la salud. Mas allá de los goles, volvió Lucas (franco-hispano?), y Giménez lo hizo hace tiempo para quedarse. Encima, tras la pena de Moyá, Oblak le dio la alternativa a Axel Werner, que con ese nombre de jugador de Oliver y Benji lo mismo es hasta bueno. Los cuartos están más cerca que nunca. Yo ya curioseo descaradamente cómo les va a los rivales, pero como diría Rocky... one step, one round, one punch at a time.

martes, 27 de febrero de 2018

Hambre, gula y empacho

Quizá por la reciente eliminación copera, no me esperaba un nuevo traspiés en Nervión. Yo es que por mucho que el futuro me vaya demostrando que no, soy mucho del equilibrio, de que si has perdido una vez es más difícil que pierdas otra y esa mierda. No obstante, Navas, el Juanfran del SFC, esto es, extremo reconvertido a lateral de emergencia que luego carbura, quería jodernos nuevamente, como lo ha hecho tantas otras, y un pase suyo deflectado casi nos hace recordar la vuelta de hace un par de semanas. Esta vez estaba un tal Oblak por ahí, y aparte ejque le tiraron al cuerpo cuando el Muriel ese tenía toda la portería para ajusticiar, como cuando yo jugaba al PRO 6 vamos... Acto seguido, cuando el Atleti ya se había asomado por las narices del asqueroso portero sevillista, Navas cae lesionado. Qué hubiera pasado de haber entrado esa increíble ocasión marrada, o de no haberse lesionado el de Los Palacios es todo un misterio. Lo que está claro es que ese fue el inicio del fin. Él era el Cid difunto en el caballo de ese once perenne, que hasta yo me sé de memoria y ha hecho a los de Montella plantarse en una final de Copa y tener al Manchester United en vilo.

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Hasta ahí hemos hablado del rival, y mucho en proporción a lo que se vio en el partido. El Atlético de Madrid, con una alineación que podía hacer encorvar más de una ceja al ver pocos arreos ofensivos, terminó firmando un partido que con seguridad recordaremos aunque pase el tiempo. Una vez alguien me dijo que la clave del fútbol está en el centro del campo, y me da a mí que algo de razón lleva. Si por delante tienes además a un chalado que lo mismo hace el perfecto imbécil, le sacan amarilla y a los dos minutos de reloj le roba el reloj, la cartera y las llaves del coche al pajero Banega pues también algo ayudará. Yo creo que Diego necesita esas mierdas de guerrillas para subirse el octanaje, así que nada que objetar, seguid encabronándole rivales. Además, recordemos que Griezmann hace mucho que dejó de ser el hombre del traje gris, y es l'enfant terrible de nuevo. Golazo de videojuego y 0-2. La verdad que le vamos a echar un hígado de menos a Antoine el año que viene, espero que se vaya lejos, a la Premier lo menos, o lo mismo tenemos suerte y se pira a China en plan Marco Polo Carrasco. Gaitán también se fue, pero los únicos minutos buenos que hizo este año fueron el otro día en la pachanga contra el Copenhague. Algún día hablaremos de ellos... sobre todo me jode Yannick. Belga, aún me acuerdo del corte de mangas que hice celebrando tu gol de Milán, solo por eso siempre en mi corazón. Algún día, en plan Vieri, en plan tantos, te arrepentirás de haberte ido gilipollas.

Pero volvamos a la fiesta joder, que aún no está el Sevilla ni enjabonado. La segunda parte siguió por los mismos derroteros, y se notó que este partido tenía definitivamente un color especial cuando el árbitro pitó penalty a favor. Yo estaba tan obnubilado que ni me acordaba de la sequía de este lance. Griez al parecer tampoco recordaba la mala racha desde los once metros y dejó el partido casi sentenciado. Al rato el cara cubo de Mercado no aprendió de los errores y querubín leyó perfectamente la jugada. Bellísimo ese control levantándola para taconear acto seguido. Koke rapidísimo también. Al igual que Gabi en el primer gol por cierto. Gran trabajo de presión que me juego el cuello eran órdenes del alto mando. Ese abrazo del Mono y el Cholo era delator. Estos goles me alegran doblemente: significan que el equipo tiene hambre con 0-3 que iba ya, y aparte afea a los guardiolófilos y su estúpida reincidencia en complicarse la vida al sacarla sin unos mínimos de sensatez. La cara de Sergio Rico no tenía desperdicio. Es un porterazo, lo sé, como también sé que le deseo la peor de las suertes por joderme una visita al Calderón donde el perro guarro perdió más tiempo que Carrasco en el cambio de Qarabag. Los nuestros seguían fluyendo, el Sevilla perdido mientras todos culpaban al bueno de Layún. ¿Qué culpa tendrá el mexicano cabrones? Encima Vitolo y Gameiro a escena. Que conste que no me gustó la forma de arrebartárselo a los nervionenses, pero tras tanta batalla con ellos estos años era para que se escapara sonrisilla al ver semejante cuadro. Porque el dominio seguía: perfecta colocación, un palo, contras dilapidadas por tuya mías. Yo creo que a Gameiro le dio fatiga meter el sexto (el quinto lo metió el otro francés a pase de Saúl, al que se le hincharon las pelotas en un conato de rebelión palangana). Por momentos los nuestros consiguieron algo casi imposible, silenciar este estadio, con una atmósfera, la verdad ante todo, muy envidiable. Pero el himno del arrebato está un poco pesao ya, yo prefiero el original, que lo oí el día de la copa en la retransmisión de radio y me puso los pelos de punta, sí ¿qué pasa?


Al final, entre que el marcador era de mascletá y que los sevillistas echaron la casta que les quedaba quedó un scoro que a mí en el momento, todo gula yo, me mosqueó. 2-5 y eso sin contar un penalazo de Oblak que obvió el colegiado. El Margaret Astor del final dejó a la luz un lunar totalmente perdonable, y que no ha de ocultar un gran dechado de superación, porque tras el batacazo en copa (cambiaba jugar la final por esta goleada histórica), este Atleti se ha repuesto y de qué manera. Tiene ovarios que tengamos ahora una plantilla más corta si cabe que en septiembre, pero hoy no quiero mirar hacia arriba. Prefiero mirar al césped: Costa, Griezmann, Saúl, Koke, al mejor portero del mundo... Las próximas dos semanas decidirán de qué palo vamos, por lo pronto me he saltado mi rutina de mierda para no desmerecer el gran partido que nos brindó anoche el Atlético.

lunes, 19 de febrero de 2018

De locos

Un buen comienzo ante otro rival que venía de pasar frío y golear por el gélido norte. Y no me digan que este Athletic es vasco de los de no pasar rasca, porque los bilbainos dieron otra vez ante los nuestros una imagen más bien gatuna (que por cierto suena euskera que te cagas). El primer acto transcurrió de más a menos, y con hechos constatados como el sorpaso de Giménez a Savic (no voy a decir que no me alegro) o que Correa, con sus cosas, es el único factor fantasioso/desequilibrante que tenemos. El Athletic, si fue algo, fue la perilla de candado de Iñaki Williams (muy recomendable su Informe Robinson), y tan solo durante la primera parte. Él fue protagonista de un lance en el que no más hubiera faltado que les pitasen penal, y donde Lucas quedó tocado. En el otro área Diego Costa deliraba cuando le chulearon uno bastante claro. Si es otro delantero del Atleti creo yo que lo pitan, que ya es decir, pero los de negro no se fían del brasilero. Lo de la amarilla por gesticular sí se la ganó a pulso, pero es buen chaval hijos de puta, a ver si en el Nou Camp no pitais eso.


Hay dos tipos de partidos: los que te tomas la copa y luego rellenas con el remanente de refresco, y los que además de ese extra le echas otro chorro de licor y un cubito. Éste, tras ver cómo había finalizado la primera parte, era de los segundos. Yo hablando como si siempre pudiera tomarme un pelotazo sabes? Mi desconfianza emanaba de que estos encuentros son susceptibles de encasquillamientos, y no siempre va a aparecer un centro de Vrsaljko o una cablagada de DC... el juego del rival era tan romo y fallón que temía que el destino caprichoso les tuviera guardada alguna. En esas aparece Oblak, regateando a uno: vale. El balón sin dueño por unos segundos que seguramente serían unas décimas en realidad (ni he querido ver la repe), y milagrosamente sale del segundo regate cuando yo ya veía el esperpento hecho marcador. Por cierto, ¿qué coño es esa puta equipación blanco merdellón? No la quiero más eh, si hasta en mi análisis me han sacado leucopenia... Oblak o de negro o de verde "Courtois", y punto. El caso es que tras este entuerto la jugada siguió, y cuando aún no se me habían relajado los esfínteres ni bajado las pulsaciones llegó el gol, que paradójicamente nació en Eslovenia, en esa histérica jugada. Quizá por eso el Cholo celebró el gol al cubo. Qué manera de agitarse con traje... Mientras, a mí me sigue flipando la conexión franchuta. Gameiro me encanta pero solo si está Antoine detrás de él, parece que el ex-sevillista se siente más seguro con nuestro querubín al lado. Por cierto, cásense con quien les mire como la reportera miraba a Kevin al final del partido. De ahí al final destacar la entrada de Gabi, cuya suplencia junto a la de Godín demuestran que el relevo generacional progresa adecuadamente, y por supuesto el gol de Diego Costa, que engañó al proto-vikingo y a mí cuando se la metió por el primer palo. Yo sí que estoy loco por ti lagarto. Los del Bilbo languidecieron sin pena ni gloria, siendo el peor rival que ha pasado por casa este año, que se guarden del Málaga que lo mismo... NO. Eso sí, ojito que en la Uefa puede ser esto otra historia, en la que haya penaltys y todo.

viernes, 16 de febrero de 2018

Volver a volver

Esta vuelta a la Europa League me pareció el partido más disfrutable en mucho tiempo. Por un lado el ambientazo del Parken, aguanieve incluida. Por otro ver cómo se desenvolvieron los nuestros en la totalidad del partido. Ocasiones a porrillo, buenas jugadas... Enfrente, un rival desbordado y que llegó poco, pero cuando lo hizo fue con furia vikinga (la de verdad no la cervatil). Fue una gozada presenciar las asomadas de Lucas arriba, ver a Thomas siendo una vez más el amigo del amago, con esa zancada africana que me hubiera hecho destacar en el pavimento cuando los años me pesaban. Más cosas... La presión felina de Koke, Godín a pleno rendimiento de nuevo, la soltura de Antoine por absolutamente todo el tapete... Encima me llevé la alegría de ver a Moyá otro día más, aunque no estamos para lujos en próximas eliminatorias. Eso sí, en la vuelta, Cholo, pónmelo. Además, hasta marcó Vitolo, al que reto me tape la boca a base de goles y de acelerones, pero me temo que el canario para brillar necesitará lo mismo que Carrasco, ser titular muchos partidos, cosa cara por aquí. El Atleti honró sus colores, alegró a los valientes que peregrinaron al frío norte, y demostró por qué es el rival a batir en esta competición. Respecto a ella, y antes de acabar, que no me joda nadie menospreciando a la Europa League, que a veces, mejorando lo presente, parece que tenemos el palmarés europeo del Milan, que por cierto está en la competición con otros equipillos como Napoli (con pie y medio fuera), Arsenal, Borussia Dortmund, los Olympiques, los españoles y clasicazos por doquier. El retorno a la Uefa empezó en Roma (donde por cierto podemos volver si nos toca la Lazio), y si es cierto que todos los caminos conducen a ella, digo yo que también habrá un sendero desde ahí a Lyon ¿no? Por lo pronto falta un pelo de chocho pa estar en octavos, y ya me empiezo a poner cachondo. Veremos.

miércoles, 14 de febrero de 2018

Triángulo de amor bizarro

No tuve tiempo para mi cita con las letras este fin de semana, a pesar de que era un día marcado en rojo pasión en el calendario. Huelga decir que tampoco pude disfrutar de una de los acciones más fascinantes para los que solo saben de verdad qué es la pasión a través del fútbol: verlo en directo. El motivo fue precisamente por otro tipo de amores y afectos. Cumpleaños de mi madre por ejemplo, a la que siempre doy mucho menos de lo que me da (ya me arrepentiré de ese hermetismo ya). Pude ir a la 74° edición de tal evento porque por desgracia no pude ver al Atleti en mi tierra. Pero para eso hay que retorceder...


Tras animarme a ir con mi vecino (del Atleti) a ir a ver el partido a La Rosaleda me topé en taquilla con un inesperado problema: no vendían entradas visitantes si no era a través del club. Como mucho podría hacerme con alguna el mismo día del partido si seguridad lo autorizaba... Como ni soy socio del club ni quería llamar a un 902 para informarme y además ya he visto bastantes Málaga vs Atleti de paisano, pues quizá dentro de un par de temporadas será... No obstante, precisamente por el presente niguérrimo que asola el Paseo de Martiricos (no confundan con Melancólicos) batallé con un sentimiento de pertenencia a mi provincia. Temía que en cualquier duelo dialéctico entre hinchadas saltara algún "a segunda oé" (que sufrí de pequeño como seguidor rojiblanco en mis carnes allí mismo tras volver del infierno) ó "puta Málaga" y yo me encontrara en una incómoda situación. Porque yo no tengo duda de que quiero que gane siempre el Atleti al Málaga (a no ser que no nos jugásemos nada de nada y ellos la vida). Pero también tengo claro de que soy malagueño y no madrileño. ¿No es tan raro no? Al final ese temor gilipollesco me comentan que solo se hizo patente precisamente al contrario. En la jugada en que Lacen está tocado en el suelo, me comentan que los nuestros animaron algo y en respuesta les llamaron asesinos. No sé que es peor, pero conforme escribo esto me doy cuenta de que desde que soy padre me la cojo con Rizla para muchos menesteres que antes me la sudaban y desataban mi lado más salvajemente divertido del ambiente futbolero. Ya se me pasará, espero...

Gracias Mark!

Y ahora bajamos un nivel más en el escalafón. Hacemos zoom. Y llegamos a la provincia en sí. Yo soy malagueño, pero antes que malacitano soy de Antequera, del corazón de Andalucía. Y también tengo claro obviamente de qué color es mi sangre si mi pueblo va a Jaén y yo voy en autobús a verlo o si veo de puta madre en directo en youtube un Atlético Malagueño vs Antequera porque tengo lío en casa y bastante putada hice ya a mi mujer llevándola al pueblo de los suegros. Yo pudiendo ver al Atleti, a Griezmann dar un recital, a Diego Costa matarse por un balón que se perdía por línea de fondo por mero aburrimiento vital, o al mejor portero del mundo disfrazado tan solo de porterazo me basta. Si encima gana el Antequera (jódete Tapia por destituir a Ruano), veo a mi madre feliz por unas horas, a los nuestros homenajear al malogrado chaval rojiblanco o puedo hacerle a mi padre una foto con una manta del Atleti porque está febril tras resfregarme en la cara la undécima mientras yo especulo con mi cuñado colchonero sobre si Vitolo va a ser un bluff como todos (casi) los fichajes del Cholo, mejor que mejor.



Por cierto Don Tomi, gracias por mencionarme en ese santuario del Atleti más elemental y auténtico que es tu blog. Y que sepas que yo solo perdono al francesito si fue él el artífice exclusivo del homenaje al  niño de Alzira. Si no, le queda aún para que le levante el vietto (sic). Ojalá algún día compartamos vivencias con unas birras por delante sea en Málaga o en Wandalandia.

jueves, 8 de febrero de 2018

Pero ¿dónde lleva la hache Copenhague?

FC Kobenhavn en 1992
1992, España se sitúa en el mapa internacional en clave de eventos tan globales como la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona. Pero en otro país, de la extensión de Extremadura si le excluimos a Groenlandia de su dominio, también se estaba marcando una muesca en la historia, en este caso exclusivamente en el plano futbolero. ¿Acaso hay otro más importante? Dinamarca fue invitada a última hora a la Euro 92, en lugar de la baneada Yugoslavia, y yendo de convidada de piedra, de cenicienta, de maría, y de todos los eufemismos para definir a un equipo facilón, dejó a todos boquiabiertos hasta proclamarse campeona. Un éxito cuya sorpresa solo puede igualarse a la victoria años más tarde de la selección griega. Pero volvamos a Dinamarca, en concreto a su capital. Ese año, poco días después de ese morrocotudo éxito de la dinamita roja, se constituía en Copenhague un club de nuevo cuño, a la par que se remodelaba el mítico Parken Stadium y, tras un año de transición, la remozada primera división danesa se tornaba en la actual Superliga.


Fundadores del KB Copenhague
El panorama en lo futbolístico en la capital era más variopinto en esa época, teniendo como los dos principales referentes en cuanto a títulos al Kjøbenhavns Boldklub (KB) y el Boldklubben 1903 (B 1903). Como guiño al Atleti de la diosa curiosidad, el KB fue fundado un 26 de abril, mientras que el B 1903, aparte de tener nombre de submarino, lleva ese sufijo numérico debido a su año de fundación. Para los no atléticos, la fecha de nacimiento de nuestro equipo (26/04/1903) la forman la unión de estos dos. ¿Acojona eh? Sigamos, que luego habrá más poltergeist... El B 1903 tenía plaza en primera y 7 ligas le contemplaban; el KB un buen elenco de jugadores y caché en forma de historia, ya que aún a día de hoy es el equipo con más entorchados nacionales (15) y fue uno de los equipos pioneros en la Europa continental. Lamentablemente en esa época no les iba bien, con problemas para profesionalizarse en un país cuyas ligas aún estaban en pañales para ser una nación nórdica. No le iba mejor al B1903, con poca asistencia y tan solo con la fuerza de un sponsor detrás. Ambos veían cómo tiempos pasados fueron mejores mientras que el Brøndby, el grande del área metropolitana, se llevaba casi todos los títulos con permiso del Odense y algún que otro outsider esporádico. El lema de la unión hace la fuerza cobra más sentido que nunca en retrospectiva tras la fusión de los dos clubes mencionados al inicio del párrafo, dando lugar al actual FC Kobenhavn (el Copenhague vamos). Chico background que arrastraba desde el principio con semejantes padres... así en su primera participación se proclamaron campeones de la recién inaugurada Superliga y rompieron la hegemonía del Brøndby, con el que disputan un derbi conocido como el New Firm en un acontecimiento que paraliza la capital.

Pero el FCK, acrónimo comercial del equipo que hoy nos atañe, tuvo que pasar malos tiempos... La primera liga fue un mero espejismo, y aunque alguna participación europea y un par de copas nacionales enjugaban las ansias de éxito a nivel local, tuvieron que esperar hasta la llegada de un contrastado técnico como el inglés Roy Hogdson para volver a ser campeones en 2001. A partir de ahí no han hecho más que consolidar su dominio en Dinamarca, ganando casi todos los campeonatos. Especialmente fértil ha sido y es la época con el noruego Stale Solbakken a los mandos. Puso fin a su carrera como jugador tras un ataque al corazón en el propio FCK, y de 2006 a 2011 y de 2013 hasta la fecha de publicación de esta entrada este personajaco, que se llegó a encarar con Guardiola entre otras declaraciones que te partes la polla con ellas, es el técnico con el récord de partidos dirigiendo al equipo blanco. Porque no lo he dicho, pero esta gente visten de blanco impoluto. Con Solbakken además, fueron capaces de jugar muchas ediciones de la Champions, y en una de ellas llegar a alcanzar los octavos de final. Al dominar con mano de hierro en su país, los leones (løverne), como también se les apoda, juegan competición europea todos los años y su estadio es especialmente difícil. Nuestro Atleti tuvo la ocasión de jugar en él. En la Europa League de 07/08. Cuando volvimos a Europa tras varios años en galeras, existía una extraña fase de grupos de cinco equipos cada una, donde no se jugaba a ida y vuelta. Así que Forlán y compañía fueron a la ciudad de la Sirena a visitar a un ex-atlético como Gronkjaer y ganaron bien, por 0-2, con goles de don Simão Sabrosa y el proscrito Agüero. Me acuerdo de ese partido, cómo pasa el tiempo joder... Ahora volveremos a jugar allí en la misma competición, y no fue en Champions porque nuestros amigos del alma del Qarabag les eliminaron. "Puta Qarabag" en ambos estadios será el cántico común.


Aquí terminaría la versión estándar, sin meter pico y pala en las tripas de la información, pero hay un par de cosillas más. Para empezar, ambos clubes se enfrentaron en balonmano. En 2012 disputaron la final a cuatro de la liga de campeones Balonmano Atlético de Madrid y AG København, que no era otra cosa que la fusión un par de años antes del AG Handbol y ¿adivinan quién? Sí, el FCK Håndbold, efímera sección de balonmano que tuvieron nuestros amigos durante seis años. Les va ese tipo de mezclas a esta gente. Y ese Atleti, fugaz heredero lejano de la extinta sección que antaño tuvimos de este bello deporte, les derrotó en la semifinal que les enfrentó. Y aún hay más... What the fuckFCK? ¿Qué coño os esperabais de este pedazo de blog?

Julen Aginagalde

Porque en la temporada 74/75 el KB, que como hemos dicho es uno de los padres del actual club de la capital danesa, fue nuestro rival en primera ronda de la UEFA, justo después nuestra tragedia de Heysel. Era un equipo amateur en su totalidad, como bien recalca la crónica de la ida, disputada en el día de mi cumpleaños. Nos ganaron 3-2, jugamos con pantalón blanco, y fue un sorpresón. Afortunadamente, en la vuelta en el Calderón no fueron rival, y se les derrotó por un inapelable 4-0 con goles de Irureta por partida doble, Leal y Gárate.


Y ¿qué más puedo contar yo? Pues que una vez me subí para Madrid a ver un derbi yo solo. Estaba en el Retiro haciendo el pollas, y de repente vi a unos guiris jugando a la pelota. Les dije si podía jugar, y aparte de echar un buen rato con el balón de por medio me tiré con ellos toda la tarde hasta que empezó el partido. Eran daneses, de Copenhague precisamente, y también iban a ver el encuentro. Me da que eran doblemente vikingos. Y me dijeron que sí, que eran del FC Kobenhavn, y que allí iban a ver a su equipo y que no veas la que liaban. ¿Cómo? ¿Que no me creéis? Fotaza al canto y que os den!


jueves, 18 de enero de 2018

¿De quién es la culpa?

¿Será de Vitolo y su traición que espoleó al rival? ¿De los sevillistas por ir de víctimas? ¿O del Atleti por subestimarle? ¿De Boskov y "el fútbol es fútbol"? ¿Será de Diego Costa por marcar y hacernos pensar que todo estaba hecho anoche? ¿O quizá sea de Montella? ¿Será del Chachachá o será del trap? ¿Será de Correa (Angelito y/o Joaquín)? ¿Será de Navas, de la deflección de Lucas o de la cagada de Moyá? ¿Será de Oblak por no jugar? ¿De la hinchada? ¿O del Cholo por quitar a Griezmann? ¿Del francés por hacer méritos para ser cambiado? ¿Será de Yoko Ono que tiene la culpa de todo? ¿Del Sabina y su "qué manera de perder"? ¿Del árbitro y el gol que anuló? ¿Será por la puta mierda de horario? ¿O a lo mejor es porque ese empate tras adelantarnos hizo que se nos fuera la olla? ¿Será porque Mark lo estaba viendo también? ¿O porque "Panadero" Díaz no pudo estar para hacerle un tackle en el 1-2 al delantero? Y mucho peor, ¿será porque lo vi junto a mi vecino atlético a sabiendas que los precedentes eran tan malos como el resultado de ayer? ¿Será la culpa de Manzano en China? ¿De Cerezo? ¿Gilma? ¿Gil? ¿Del Wanda y su puta madre? ¿Del cambio de escudo? ¿De la cirugía plástica de Indi? ¿Será mi culpa exclusivamente? ¿Será que quien mueva los hilos ahí arriba echaba de menos mi cara tonto tras acabar estos partidos?
Como dijo ayer Paco González en la radio camino a casa: "En la copa pasan cosas raras". Pero, ¿tan raras como esta remontada sevillista? Y lo que de verdad importa: ¿tan raras como remontar esta eliminatoria? Esperemos que sí.